Qué se dice
Pobre papel

<STRONG>Qué se dice<BR></STRONG>Pobre papel

 Desconcierta la forma en que el Colegio Dominicano de Ingenieros, Arquitectos y Agrimensores se despachó con un inequívico respaldo a la obra del Mestro y todavía de manera más irritante, defendió  el secretismo en torno a los trabajos de construcción. A través de su alta dirigencia, el Codia entidad –que por ley y por ética debería ser sumamente crítica y aguda observadora de todo lo que en materia de ingeniería hiciera el Estado, llegó antier al colmo de la desconsideración al calificar de necia la petición del periodista Huchi Lora quien, en sano ejercicio de un derecho constitucionalmente reconocido, ha pedido información fundamental sobre el controvertido y multimillonario proyecto de transporte.

El Codia defiende con ardor e incondicionalidad el unilateral proyecto del Metro pero debió tomar un mejor camino para hacerlo. Debío hablar con frialdad y con claros argumentos técnicos. Debío decir cosas nuevas, apartándose de la superficialidad con que ya otros han defendido al Metro sin apelar a datos fehacientes que rebatan a a los críticos. Los estudios geológicos, hídricos y de sismisidad y costos que se entiende que debieron haberse realizado cabalmente antes de dar el primer paso en la construcción del dichoso Metro siguen siendo un secreto de Estado y la lucha legal para lograr su desvelamiento va a seguir. Pero cobra fuerza la presunción de que, sincillamente, el gobierno no puede mostrar lo que nunca hizo o no pasa de ser una relación de números y apreciaciones sin rigor científico.

¿Cuentas claras?

  El subión de ingresos que los miembros de la Cámara de Cuentas se adjudicaron , casi al momento de asumir sus cargos, ha escandalizado al país y viene a ser la continuación de una injusta tendencia que hace crecer las ventajas de unas cúspides de la novísima burocracia dominicana que reciben remuneraciones que corresponden a países ricos, al tiempo que la gente común se hunde en la pobreza y sufre, sin alternativas , el embate del alto costo de la vida, tan atado a los precios de los combustibles, que implacablemente suben todas las semanas. Lo del aumento de sueldos a niveles inauditos ha sido negado con la desfachatada explicación de que solo se trató de una elevación (muy exagerada por cierto) de los viáticos y las dietas. Y como da lo mismo atrás que en la espalda, el insulto de desempeñar funciones oficiales de «baja intensidad» y escasísimas horas de trabajo, cobrando un dineral sigue siendo evidente. Se dice, por demás, que en la Cámara de Cuenta hubo un cambio brusco en las reglas de administración. Que los jueces que antecedieron a los de ahora no compraban ni un lapiz sin pedir una serie de cotizaciones de diferentes establecimientos para defender los recursos puestos a su cargo y solo comprar aquello que fuera ventajoso en calidad y precio. En la nueva onda de los advenedizos, todos procedentes de las relaciones y conveniencias políticas e inmediatistas del peledeismo, las compras se estarían haciendo sin llenar las formalidades elementales que corresponden a toda administración contable transparente y correcta. ¡Que lástima que eso pueda estar ocurriendo en el organismo que, precisamente, tienen que exhibir siempre la más alta calidad profesional y ética para poder exigirles a los otros que cuelen su café claro.

¡Trabajó para Leonel!

  El expresidente Hipólito Mejía rompió brazos, lanzas, afectos y convivencia partidaria con tal de reformar la constitución y adaptarla a su sueño de reelegirse. Lo hizo contra el grito y la sensatez de amplios sectores nacionales que tomaban muy en cuenta lo terriblemente negativo que ha sido el continuismo en República Dominicana. Desoyó voces –incluso muy cercanas a sus afectos y hasta de familiares- para embarcarse en el proyecto reeleccionista más absurdo, porque el país estaba viviendo los más desastrosos efectos de una crisis -con factores internos y externos- incluyendo quiebras bancarias atribuidas a fraudes colosales y agravadas por el torpe manejo de las autoridades de entonces. Hoy, las posibilidades de que Leonel se reelija se las debe mayormente a Mejía. La abominable reforma que restauró la reelección no hubiera sido posible hoy y la alternatiblidad hubiera seguido el curso normal, la que ya antes impidió a Balaguer que se prolongara en el poder, y al propio Leonel que se exxtendiera más allá del 2000. En cierto modo, además, el reciclaje de Fernández, que tras estar cuatro años fuera del solio, cobró vigencia para ganar aplastantemente en el 2004, solo fue posible por las tremendas decepciones que Hipólito causó al electorado. En suma: si hay alguien a quien le luciría decir llegó papá! Cada vez que Hipólito llegue a su presencia, es al actual mandatario.

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