Qué se dice
Poderoso caballero

<STRONG>Qué se dice<BR></STRONG>Poderoso caballero

Salvo por el milagro de la multiplicación de los votos que, según  los partidarios del ingeniero Eduardo Estrella, se produjo en Higüey, donde habría votado una cantidad de compatriotas sorprendentemente alta en relación con los parámetros de votación del resto del país, poco habría que objetar a la aparente victoria de Amable Aristy Castro tras la convención reformista del pasado domingo.

Sobre todo después de que el movimiento cívico Participación Ciudadana, invitado por la dirigencia reformista para que sirviera de observador del proceso, certificara que todo transcurrió con “relativa normalidad”, y la Junta Central Electoral, a través de la Cámara Administrativa, proclamara que el proceso fue “un éxito rotundo” que sobrepasó todas las expectativas.  Visto el caso y comprobado el hecho, solo queda resignarse a seguir esperando, sabrá Dios hasta cuándo, la revolución moral que le prometió al país el ingeniero Estrella, pues resulta evidente que los reformistas prefieren la lluvia  de papeletas que promete el secretario general de la Liga Municipal si la virgen de la Altagracia lo ayuda a llegar al Palacio Nacional. Mientras tanto, que siga el entierro.


Sin pena ni gloria
José Luis de Jesús Miranda, el auto proclamado Anticristo, tuvo que abandonar el país sin que sus seguidores tuvieran la oportunidad de escuchar su mensaje, pues no hubo quien se atreviera a alquilarle un local una vez conocida la naturaleza de su prédica y,  más que nada, la enérgica oposición del cardenal Nicolás  de Jesús López Rodríguez, quien incluso lo llamó charlatán. Al igual que en algunos países de Centroamérica,  donde ni siquiera se le permitió entrar, el polémico predicador  tuvo que llevarse su música para otra parte, y muy pronto se le olvidará, al igual que todo el alboroto  que,  gracias al aspaviento consustancial a nuestro temperamento caribeño, provocó su indeseada visita a República Dominicana, que hubiera pasado sin pena ni gloria. De todas maneras, ¡que buen viento lo lleve!

Descuido imperdonable
Que el Tribunal de Tierras lleve más de dos semanas sin el papel especial que utiliza en los títulos de propiedad  y otros documentos, creando serios trastornos a la tramitación de hipotecas así como a la compra y venta de inmuebles tanto en el Distrito Nacional como en la provincia Santo Domingo, constituye una muestra de descuido imperdonable para un gobierno que se vanagloria, en su profusa propaganda, de promover e impulsar la consolidación y modernización de nuestras instituciones. La carencia del formulario RT-4 o “papel verde”, como se le conoce comúnmente, no es la única a la que se enfrentan los ciudadanos y las ciudadanas que se acercan al Tribunal de Tierras, pues abundan las quejas por las reiteradas posposiciones en la entrega de documentos, recurrentes fallas en el sistema informático, errores de archivo y la poca disposición de sus empleados para atender los requerimientos de información de los contribuyentes. Por si todo eso fuera poco el juez de la Suprema Corte de Justicia, el doctor Pedro Romero Confesor, critica la lentitud con que trabaja ese tribunal y lo mucho que dilatan sus decisiones, al extremo -dice- de que allí reposan expedientes “durmiendo el sueño eterno” desde hace quince y veinte años.

Publicaciones Relacionadas

Más leídas