Los precios locales de los combustibles han quedado bajo influencias antagónicas, pues mientras las cotizaciones internacionales del crudo se elevan a cotas récord, el dólar ha continuado en una tendencia a la baja y ayer se situaba incluso en algo menos del 40 por uno. No obstante, se cree que en las últimas semanas el mecanismo de la Secretaría de Industria y Comercio que fija los precios de los derivados dejó de acogerse fielmente a los factores internos y externos de costos a fin de mantenerlos, por razones políticas, en las posiciones menos irritantes posibles para la ciudadanía. En medio de un desastroso panorama, con escasez de gas propano y apagones de veinte horas, la administración de Hipólito Mejía quizás pretendió que en algo su despedida pareciera más llevadera. No se sabría qué tanto pudo haber logrado en ese sentido, pero su elasticidad de último momento habría creado un problema a las nuevas autoridades que ahora estarían bajo la presión y urgencia de transferir a los usuarios, en todas sus implicaciones, la dura realidad de los factores externos en la determinación de precios finales.
Falsificación de imagen
Hacerse pasar por policías o por miembros de la Dirección Nacional de Control de Drogas (DNCD) para cometer asaltos y secuestros es un recurso muy utilizado por delincuentes. Hombres armados, generalmente en ropa de paisano, interceptan transeúntes o automovilistas o penetran a residencia diciéndose miembros de la autoridad. Así inmovilizan y neutralizan cualquier reacción inicial de sus víctimas, y luego confiesan sus verdaderas intenciones. Y como en verdad la Policía y la DNCD siempre han lanzado algunas operaciones sin el rigor de vestimenta y sin exhibir credenciales ni enseñas inconfundibles, la usurpación de funciones para despojar de bienes, y hasta de vidas, a indefensos ciudadanos ha sido fácil. Es un alivio que el nuevo jefe de la Policía haya anunciado que hará obligatorio el uso de uniformes en las acciones de sus tropas para ayudar a establecer claras diferencias entre miembros de la institución y los criminales.
Tráfico de viajeros
Las autoridades nunca han dicho si al investigar el tráfico ilegal de viajeros hacia Puerto Rico tratan rutinariamente de establecer la procedencia de los más importantes insumos que se utilizan en el equipamiento de embarcaciones para la peligrosa travesía por el canal de la Mona. Comprar potentes motores fuera de borda no es como adquirir un automóvil, una nevera, una estufa o un televisor. Se trata de un mercado reducido, especializado, en el que habría tres tipos de adquirientes: pescadores comerciales (una actividad aislada y de poca intensidad), pescadores deportivos (una diversión no generalizada) y los empresarios de la emigración clandestina, y hay razones para sospechar que son ellos los mejores clientes de los proveedores locales de motores, pues en ese negociazo la reposición de equipos, perdidos en la crítica navegación, debe ser algo muy común. A través del hilo se llega al ovillo. La clandestinidad de los viajes tiene sus partes visibles.