Qué se dice
Profilaxis

<STRONG>Qué se dice<BR></STRONG>Profilaxis

De vez en cuando y de cuando en vez, y siempre a propósito del problema de la delincuencia y las dificultades para enfrentarlo con mayor eficacia y mejores resultados, alguien señala la necesidad de pagar mejores sueldos a los policías, pues la miseria que ganan -alrededor de 4 mil pesos al mes- no resulta muy estimulante para alguien que debe salir a la calle a jugarse la vida ante delincuentes muy bien armados y dispuestos a todo.

El turno le ha tocado esta vez al senador perredeísta por la provincia Espaillat, Andrés Bautista, quien lamenta que la familia dominicana haya perdido la tranquilidad y no se sienta segura ni en su propia casa. Pero así como de recurrente es el señalamiento de que nuestros policías deberían estar mejor estimulados, en términos salariales, para desempeñar su peligroso trabajo, así lo es también la respuesta que suelen dar, invariablemente, las autoridades responsables de producir el esperado milagro: mientras no se produzca una profunda profilaxis de sus filas, no tiene sentido hablar de aumentos de sueldos. Y como una cosa lleva a la otra, la pregunta es inevitable. ¿Cuándo se producirá esa necesaria profilaxis? Ahí, como dicen en nuestros campos, es donde la puerca tuerce el rabo, pues nadie en la Policía ni fuera de ella se atreve a decir que si ese depuración se hace como tiene que hacerse, sin reparar en rangos ni enllavaduras, la estaríamos prácticamente desmantelando.

El cruzado

  Anda por ahí el licenciado Hatuey Decamps, presidente del Partido Revolucionario Socialdemócrata, con un montón de libros y papeles con los que pretende refutar las afirmaciones, provenientes del reeleccionismo que ha hecho nido en el PLD, de que el profesor Juan Bosch nunca fue un opositor convencido ni de principios a la reelección presidencial. Cualquiera pensaría, al ver tan afanado al licenciado Decamps, que se trata de un pleito ajeno que el curtido dirigente político debería dejar a quienes, dentro del PLD, están librando un desigual combate con una fuerza demasiado poderosa, pero como bien señalaba ayer Decamps en una entrevista por televisión la reelección presidencial es un asunto que concierne a la sociedad dominicana toda, no solo a los partidos políticos y su amplia y variada clientela, pues si bien es cierto que aspirar a ella ni es pecado ni lo prohíbe la Constitución no lo es menos que la endémica debilidad de nuestras instituciones -valga la cantaleta- han sido el caldo de cultivo perfecto para las mil y un diabluras que se han perpetrado en su nombre y el de sus beneficiarios.

Contrasentidos

   El doctor Franklyn Almeyda no ha tenido mas remedio que darle la razón al arzobispo metropolitano de Santiago, monseñor Ramón Benito de la Rosa y Carpio; ciertamente, constituye un contrasentido levantar la prohibición que restringe la venta de bebidas alcohólicas en centros de diversión durante la Semana Santa, tiempo que la Iglesia Católica, así como otras denominaciones religiosas, consagran a la reflexión y el acercamiento a Dios. Ese contrasentido, según el secretario de Interior y Policía, tiene una explicación: las leyes y normas vigentes en República Dominicana, entre ellas la que consagra el libre comercio, que las autoridades están obligadas a garantizar al igual que el derecho a la vida, a la circulación, a la tranquilidad y tantos otros que ojalá nos ocupemos de mantener vigentes más allá de tan especial fecha.

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