Qué se dice
Sembrar vientos

Qué se dice<BR><STRONG>Sembrar vientos</STRONG>

Mientras más se prolongue en el tiempo la impopular huelga de profesores en la Universidad Autónoma de Santo Domingo, peores serán las consecuencias para el 50% del estudiantado universitario de  país, que es la  proporción que corresponde a ese centro estatal, y que está compuesto mayoritariamente por jóvenes de escasos recursos económicos. No solo están perdiendo clases injustamente, sino que corren el riesgo de que el semestre resulte un fracaso. Además, se deteriora el prestigio de la más reconocida institución académica dominicana. Este lance de insensateces que envuelve a docentes y autoridades arroja serias dudas sobre el futuro. La UASD logró librarse lo suficiente de la imagen de universidad de crisis con recurrentes interrupciones de labores. En los últimos años pareció que su campus había dejado de ser la zona de batallas que por mucho tiempo protagonizaron revoltosos encendiendo la periferia para chocar con la Policía, todo bajo el accionar de grupos fanatizados y minoritarios  que tomaban a la universidad como punta de lanza  para el desorden y la politiquería. El hecho de que ahora sean sectores del profesorado los que se han radicalizado para paralizar a la UASD, incluyendo sus centros provinciales, obliga a proyectar  el porvenir con pesimismo. La huelga actual podría estar marcando un rumbo desastroso.

Fallas y dudas

La puesta en operación de flamantes  radares que desde hace algunos  días hacen posible captar vuelos ilegales  sobre el país -y que se da por seguro que traen drogas- está confirmando en forma dramática que el territorio nacional y sus aguas jurisdiccionales constituyen un escenario importante de múltiples operaciones clandestinas.  La isla Hispaniola es, como se ha dicho muchas veces, un puente para el envío de estupefacientes hacia los grandes centros de consumo en Estados Unidos y Europa. Pero lo que impresiona y preocupa grandemente en estos momentos es que las autoridades dominicanas hayan podido adecuar su sistema de vigilancia electrónica sobre las avionetas de operaciones furtivas sin lograr, al mismo tiempo, equiparse con los medios apropiados para reaccionar con efectividad y perseguir a los traficantes aéreos. 

El país necesita con urgencia  de aviones que superen en velocidad a los que son utilizados  en el acarreo clandestino de la cocaína y la heroína. Lo poco que quedaba en materia de aeronavegación militar  fue vencido por el tiempo… pero también  por  inexplicables irresponsabilidades gerenciales  del pasado en lo que respecta al mantenimiento. Ya se ha hablado con insistencia sobre el destino que corrieron unas turbinas de las naves a reacción del tipo A-37 que jamás serán recuperadas. ¿No será acaso ese mal antecedente sentado por mandos militares anteriores lo que genera desconfianza en  altos niveles de poder (incluyendo el marco de la ayuda externa) y les inhibe de disponer inversiones en modernas unidades militares?

Progreso y retroceso

Hace más de un año, el financiamiento para la construcción era muy costoso, y había que pensarlo dos veces antes de decidirse a levantar una caso o adquirir un apartamento. Hoy, con tasas bancarias más bajas y una prima de dólar estable, los ingenieros y los albañiles están disfrutando del pleno empleo. El sector inmobiliario se muestra vigoroso y en muchos lugares de la ciudad se ve el movimiento de materiales  y la ejecución de trabajos. Pero esa reactivación  de inversiones ha comenzado a tener efectos contraproducentes. La mayoría de los artículos ferreteros está experimentando alzas de precios e incluso algunos presentan escasez. La varilla de acero ha duplicado su precio, virtualmente, en pocos meses, y el bloque de hormigón se ha vuelto una materia prima difícil de conseguir en el mercado. Los presupuestos para instalaciones eléctricas en inmuebles se acercan a las nubes. También se han vuelto caros los materiales que suelen componer el sistema sanitario y en los últimos quince días hubo por lo menos un importante incremento en precios de puertas y ventas. Un conocido constructor comentó privadamente que el auge de la construcción va a causar  problemas incluso en la disponibilidad de mano de obra. Ahora cuesta un poco más de esfuerzo conseguir obreros haitianos en virtud de la alta demanda. Por ese camino, las inversiones en construcción no tardarían en replegarse, y las primeras que van a poner en mora sus planes  de disponer de casa propia serán las familias de clase media.

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