El país sigue en estado de reacción tardía respecto de la urgencia de trazar un verdadero plan de ahorro de energía. El discurso del Presidente Leonel Fernández el pasado jueves puede ser aceptado como bueno y válido en cuanto a intenciones; pero insuficiente en cuanto a actos concretos inmediatos.
Lo más trascendental -pero también polémico y subordinado a futuras decisiones- es la adquisición de todas las acciones de la Refinería por parte del Estado. Además, la focalización del subsidio del gas luce impracticable en un país difícil de moverse con transparencia a la hora de diferenciar a los destinatarios de productos de consumo masivo.
Sobre el intento de meter en cintura a choferes de concho para que alternen el uso de sus vehículos, habría que decir que la desobediencia masiva que se daría, como ha ocurrido antes, sería muy difícil de enfrentar. Agreguemos que la aspiración a que los dominicanos que disfrutan el beneficio de disponer de vehículos del Estado dejen de utilizarlos los fines de semana no pasa de ser una utopía. Ese cuento ha sido usado por muchos años para adormecer a la opinión pública sin volverse realidad.
Problemas
Mucho conviene preservar los principios y objetivos del recién creado Cuerpo de Seguridad Fronterizo (Cesfront). Se trata de la entidad en que se deposita la esperanza de reponer el ejercicio pleno de la autoridad y la ley en puntos limítrofes con Haití. Si una parte importante de los integrantes de esas unidades militares no pudieron dejar atrás el vicio del macuteo y la extorsión, la profilaxis no debe hacerse esperar, aunque a primera vista parezca difícil recomponer el personal con gente idónea procedente de cuarteles, como está establecido.
El gobierno no debe renunciar a la posibilidad de encontrar muchas manzanas sin podrir en las filas policiales y militares. Es cuestión de que los jefes apliquen criterios éticos y profesionales y recurran a miembros jóvenes y académicos. Por lo demás no debería sorprender que la macana de la ley choque con intereses que son capaces de esforzarse porque el Cesfront fracase formulando denuncias escandalosas. El estricto cumplimiento de normas puede ser en la frontera más chocante y provocador de reacciones que el macuteo, con el que se ha coexistido a través del tiempo en un marco de falta de controles efectivos sobre los diferentes tráficos ilegales.
Una falla elemental
La Junta Central Electoral no solo debe superar la aguda inclinación de algunos de sus miembros a pronunciarse en francas contradicciones que deben dirimirse a lo interior. También debería ocuparse con impecables resultados de las diversas áreas que son de su competencia, en beneficio de la ciudadanía.
Eso de descubrir tardíamente que se carece de plásticos para el proceso de cedulación es una deficiencia gerencial injustificable. Es como si los bomberos dejaran dañar por completo las mangueras para luego salir a denunciarlo. O como si Impuestos Internos y Aduanas tuvieran que paralizar las recaudaciones porque se les agotaran los formularios. Sus superiores no merecerían seguir un día más al frente de esos organismos si tal cosa pasase. A la JCE se le está acusando una y otra vez de llegar tarde con sus decisiones, como ha pasado con el reglamento de campaña electoral y con la compra de plásticos para cédulas. En lo que sí se actuó raudo y veloz fue en el auto incremento de sueldos que se convirtió en piedra de escándalo apenas iniciada la gestión. Lo mismo que ocurrió con la diligente Cámara de Cuentas. La autonomía financiera de organismos debería ser como una carretera de doble vías. Se trata de un fuero que no debe fallar en ningún sentido.