Qué se dice
Tremendismo irresponsable

<STRONG>Qué se dice<BR></STRONG>Tremendismo irresponsable

Como era de esperarse, no ha tardado en producirse el rechazo  a la denuncia de varios ex generales de las Fuerzas Armadas de que desde el gobierno se estaría fraguando un fraude electoral que haga posible la reelección del presidente Leonel Fernández, empezando por el doctor Roberto Rosario, presidente de la Cámara Administrativa de la JCE, y el doctor César Félix Félix, juez titular del tribunal de comicios, seguidos a continuación por el secretario Administrativo de la Presidencia, Luis Manuel Bonetti y, para rematar, de monseñor Agripino Núñez Collado, quien en su dilatada vida pública ha logrado acumular  una larga experiencia -sin duda ingrata- en traumas electorales.

Ha sido la respuesta lógica a una denuncia  que, a ojos vista, no solo luce irresponsable por no aportar una sola prueba que la sustente sino que resulta inverosímil a estas alturas de nuestro desarrollo democrático, de eso que los expertos llaman  democracia electoral, amén de que hace tiempo que nuestras elecciones son objeto de un riguroso proceso de observación y vigilancia por parte de organizaciones de la sociedad civil, organismos internacionales y por supuesto también de los  partidos políticos, sus protagonistas y principales dolientes.

¿Qué explica entonces que todavía se estén haciendo ese tipo de denuncias? Las respuestas pueden ser tantas como cabezas pensantes abundan en este media isla, pero para hacerlo mas fácil habría que empezar preguntándole, o mejor dicho exigiéndole a los denunciantes que aporten las pruebas de su tremendista denuncia o que, de lo contrario, se retracten públicamente, para satisfacción de una sociedad que, por lo menos en esas materias, se ha ganado el derecho a vivir sin espantos ni sobresaltos.

 Ola de robos

Residentes en el Mirador Norte, en los alrededores de las calles Otilia Peláez, Leoncio Ramos,  Miguel Angel Monclús y Juan Bautista de la Salle, quieren por este medio hacer llegar un mensaje urgente al jefe de la Policía Nacional, el mayor general Rafael Guillermo Guzmán Fermín, a ver si este se conduele de su desgracia, que no es otra que la ola de robos a plena luz del día, sobre todo de vehículos, de la que son víctimas desde hace alrededor de siete meses.

Una comisión de residentes visitó el mes pasado el Palacio de la Policía Nacional, donde consiguieron que la institución les asignara cuatro agentes -dos para las horas del día y dos para las noches -para realizar labores de vigilancia y patrullaje, pero como lo hacen a pie no han conseguido detener el robo de vehículos, cinco desde el pasado mes de julio hasta el día de hoy. A pesar de que muchos de esos robos se producen a punta de pistola no se ha producido, todavía, ninguna desgracia que lamentar, pero dada la impunidad y frecuencia conque actúan los delincuentes en el Mirador Norte no hay porqué dudar que pueda ocurrir en cualquier momento. ¿Qué puede hacer la Policía Nacional para evitar que eso pase? El mayor general Guzmán Fermín tiene la palabra.

A la Justicia

La Fiscalía del Distrito Nacional acaba de presentar formal querella así como  apertura de juicio contra Fray Pablo Villamán Toribio y Digno Manuel Román Castillo, a quienes acusa de homicidio y porte y tenencia de armas de fuego de manera ilegal, durante los hechos en que perdieron la vida Yasser Alberto Nader Rojas, Ignacio Antonio Mañón Tapia y Fidel Ernesto Estévez Hernández la trágica noche del pasado 25 de mayo en el parqueo de la discoteca Loft. 

Se trata, vale la pena recordarlo, de la consecuencia lógica y previsible de los tristes acontecimientos en que perdieron la vida, de manera francamente absurda, tres jóvenes emprendedores y valiosos, aunque preciso sea señalar también que de no haber sido por la perseverancia, entre obsesiva y desesperada, de uno de los padres de los jóvenes muertos -el licenciado Nemen Nader Rodríguez- probablemente nos hubiésemos olvidado de lo que ocurrió esa noche, hasta que un buen día cayéramos en la cuenta, demasiado tarde por supuesto, de que nadie respondió ante la justicia y los tribunales por esas dolorosas muertes, lo peor que podría ocurrirle a una sociedad que, como la nuestra, está desde hace tiempo ahíta de impunidades.

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