Qué se dice
Turbulencias

<STRONG>Qué se dice<BR></STRONG>Turbulencias

La crisis en el suministro de agua, sumada al calor y el recrudecimiento de los apagones, se han convertido en un factor de perturbación social, generando protestas como la escenificada  por residentes en Pedro Brand,  protesta que ayer en la mañanita quisieron imitar, por los mismos motivos, residentes en Los Alcarrizos que intentaron bloquear el tránsito por la principal carretera del país con neumáticos y troncos encendidos.

Por lo menos 15 protestas se han realizado, según cálculos del colega El Día, en distintos puntos del país reclamando agua potable y el cese de los apagones, gracias a Dios sin pérdida de vidas que lamentar, más que nada porque la Policía Nacional se ha limitado a dejar que la gente se desahogue sin intervenir directamente, tal y como ocurrió en Pedro Brand. Esa pasividad, sin embargo, ha sido interpretada como un signo de debilidad, y hasta de falta de autoridad,  pero se olvida que ni este ni ningún gobierno que se precie de democrático quisiera cargar con un muerto en una protesta por falta de agua y energía, mucho menos en un país que va p’ lante en pos de la modernidad y el progreso eternos.

Ojo con eso

En medio de una virulenta campaña internacional de descrédito que mantiene al país “en las cuatro esquinas”, como se decía antes, resulta altamente sospechoso el incendio de varias viviendas en las que residían más de una veintena de ciudadanos haitianos en la comunidad de Hatillo Palma, en Montecristi, a pocos días del segundo aniversario del asesinato de una comerciante dominicana, hecho que desató una feroz persecución que provocó la huida de la zona de miles de nacionales del vecino país. El cable publicado por la agencia española EFE dice que luego del incendio, que destruyó sus ropas y escasos enseres, los inmigrantes haitianos, en su mayoría ilegales, desaparecieron de la zona para evitar sufrir nuevas agresiones y represalias, y hasta cita a un dirigente comunitario proclamando que en Hatillo Palma “no queremos haitianos”. La Policía Nacional visitó el lugar de los hechos e inició una investigación en un esfuerzo por dar con los responsables del incendio, pero por ese lado no parece haber muchas esperanzas pues los lugareños no se muestran muy dispuestos a cooperar. No hace falta decir que lo que menos necesita este país, en estos precisos momentos, es un nuevo expediente acusatorio por los maltratos y persecuciones que sufren en nuestro territorio  los  haitianos.

Manual de civismo

Luis Acosta Moreta, mejor conocido como Luis El Gallo, es  de los funcionarios de este gobierno que más trabaja, aunque no pueda decirse que es de los que mayor presupuesto maneja al frente de la Dirección General para el Desarrollo de la Comunidad. Aún así El Gallo se las arregla para hacer las pequeñas grandes obras que tanto necesitan nuestras empobrecidas comunidades, como por ejemplo la jornada de construcción y reconstrucción de una serie de obras que actualmente ejecuta la DGDC en La Zurza, entre ellas la reparación e iluminación de la cancha mixta del club Tomás Fernández Domínguez y la construcción de una escuela técnica laboral. El último “invento” de Acosta Moreta, sin embargo, tiene una dimensión nacional, con un valor extraordinario en estos tiempos: la publicación de la primera edición del “Manual del Comportamiento Cívico y de prevención de enfermedades”. República Dominicana necesita, como bien señala el funcionario en su presentación, de obras comunitarias como calles, caminos vecinales, arreglos de casas, cunetas, enseñanzas de oficios así como una serie de acciones puntuales dirigidas a mejorar la calidad de sus vidas, pero también necesita de algo muy importante, y que nos está haciendo muchísima falta: educación ciudadana.

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