Qué se dice
Un  gesto oportuno

<STRONG>Qué se dice<BR></STRONG>Un  gesto oportuno

Muchos lo considerarán insuficiente, sobre todo si están en la oposición política, pero el gesto del gobierno de suspender las fiestas navideñas en las distintas instituciones gubernamentales, incluídas las autónomas y descentralizadas, para dedicar esos recursos a mitigar los daños ocasionados por Noel es válido, oportuno y digno de aplauso y reconocimiento de parte de todos aquellos que han venido reclamándole a las autoridades un comportamiento más a tono, en materia de gastos, con el lúgubre entorno internacional generado por las alzas en los precios del petróleo. Por supuesto que a mucha gente le gustaría ver a un gobierno que mostrase una mayor y más firme  determinación de apretarse el cinturón, de someterse a un estricto plan de ahorro y austeridad, como exigen las circunstancias, renunciando a los tantos  privilegios que implica “estar arriba” en este paraíso tropicalizado, pero no hay que olvidar que cualquier plan de austeridad o ahorro está reñido por principio con un proyecto reeleccionista. Mientras tanto habrá que conformarse con ese gesto, casi simbólico, destinado a llevar alivio, en esta especial época del año, a la triste situación por la que están atravesando los miles de damnificados que nos han dejado como secuela las incontinencias de la Madre Naturaleza.

Sospechosos
Hubo una época, durante los doce primeros años de gobierno del doctor Joaquín Balaguer, en que eran tan frecuentes los asaltos, atracos y otros delitos perpetrados desde motores o por personas que los utilizaban  para escapar luego de cometida la fechoría que las autoridades decidieron prohibir que en esos vehículos se montasen dos personas, y así fue durante un buen tiempo. En la era del motoconcho, un “medio de transporte” tan popular en el país, es imposible poner en práctica una medida de ese tipo, pero sí considerar automáticamente sospechosos, aunque suene a violación de derechos humanos, a quienes andan en  los motores RX-15, los famosos saltamontes, favoritos de los delincuentes y sicarios por su potencia, rapidez y maniobrabilidad, cualidades muy útiles cuando se quiere huir de una persecución policial. Es lo que ha tenido que hacer, precisamente,  la Policía Nacional a raíz del asalto, hace unos días, al restaurante Lincoln Road, cometido por varios individuos que escaparon en dos motores  tipo saltamontes.  Si usted es propietario de uno de esos vehículos vaya acostumbrándose a ser detenido, para “fines de investigación”, por una patrulla policial, en el momento menos esperado. Y un consejo adicional: ni se le ocurra desoír esa orden de alto, pues probablemente se esté jugando la vida con esa decisión.

Pequeña confusión
Parece que durante su visita a San Cristóbal para celebrar, en aquella ciudad severamente golpeada por Noel, el más reciente Consejo de Gobierno, al presidente Fernández se le preguntó su parecer sobre la situación generada alrededor de la prohibición de extraer materiales de los lechos de los ríos, suspendida temporalmente  por el gobierno para permitir la reconstrucción de la infraestructura dañada por la tormenta, asunto que el mandatario definió como “delicado” y “conflictivo”, pero a seguidas dijo que a través de la Secretaría de Medio Ambiente se le buscará una solución “armónica y equilibrada” a ese problema, de modo que no afecte la vida de nuestros ríos pero tampoco a la economía en un área tan sensible como lo es la industria de la construcción. La declaración puede confundir un poco, o a lo mejor quien está un poco confundido es el Presidente, pues lo que se tiene entendido, porque así lo ha declarado Omar Ramírez, es que una vez termine la situación de emergencia que ha provocado la revocación de la prohibición se volverá a la posición anterior, por lo que las granceras que todavía se mantienen operando deberán  recoger sus equipos y marcharse a depredar a otra parte. ¿O no fue eso lo que hablamos?

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