¿Qué se esconde tras una inflamación intestinal?

¿Qué se esconde tras una inflamación intestinal?

La ileítis (enfermedad de Crohn) y la colitis ulcerosa son enfermedades inflamatorias del intestino delgado y grueso respectivamente. Son enfermedades crónicas, que a menudo se manifiestan en personas jóvenes. Aunque en algunos momentos puedan ser incapacitantes, es posible tenerlas bajo control y llevar una vida casi normal. La causa exacta de la enfermedad no se conoce, pero sí se conocen varios factores que aumentan la susceptibilidad para padecerla como son: Ser de raza blanca; vivir en países desarrollados; ciertos factores genéticos (se ha sugerido que familiares en primer grado de personas afectadas por la enfermedad, tienen un riesgo 4 a 20 veces mayor de presentarla que la población general). Otros factores actúan de manera diversa: El haberse operado de apendicitis protege de la enfermedad de Crohn; el tabaquismo resulta ser protector para la colitis ulcerosa y sin embargo puede resultar causante de la enfermedad de Crohn; ser hombre o mujer, resulta indiferente. También afecta a niños.

¿Cuántos tipos hay?

Hay dos tipos fundamentales: Colitis ulcerosa y enfermedad de Crohn; colitis ulcerosa. La colitis ulcerosa afecta al intestino grueso, en concreto a la mucosa del colon. La inflamación es contínua y uniforme.  El cólon aveces presenta hemorragias.  Los principales síntomas son diarreas, a veces sanguinolentas y sangrado rectal. A menudo hay fiebre. La enfermedad de Crohn se caracteriza porque puede afectar a cualquier porción del tubo digestivo, desde la boca hasta el ano, esto hace que su sintomatología sea más variada, y resulte más difícil el diagnóstico. Algo peculiar de esta enfermedad es que suele ser segmentaria, es decir, las porciones de intestino afectadas están separadas entre sí por zonas de intestino normal.

Los principales síntomas son fiebre, diarrea (normalmente sin sangre), dolor abdominal, y fatiga.

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¿Qué síntomas produce?

Es preciso saber que la enfermedad, aunque no cura, tampoco da síntomas permanentemente, sino que evoluciona por “brotes”.  Los síntomas solo estarán presentes durante el “brote” y pueden ser: Digestivos: diarrea, sangrado rectal (con o sin heces) y dolor abdominal. Generales: cansancio, adelgazamiento, anorexia y fiebre (muchas veces).

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