Bangladesh recibió su primer cargamento de vacunas COVID-19 del Mecanismo COVAX el pasado 31 de mayo. / Unicef
Varios grupos están trabajando para llevar vacunas a los países pobres, pero no se está haciendo lo necesario para frenar los brotes de coronavirus en todo el mundo.
Una de las iniciativas es el COVAX, que depende de las donaciones de países adinerados y contribuidores privados. El grupo ha incumplido su objetivo de distribución principalmente porque al inicio de la pandemia no tenía recursos para asegurar el suministro de vacunas.
Hasta mediados de agosto, el COVAX había distribuido alrededor de 207 millones de dosis en 138 países y territorios. Solo Estados Unidos repartió más de 417 millones de dosis, según los Centros para el Control y Prevención de Enfermedades (CDC) del país.
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El COVAX se creó el año pasado para tratar de garantizar que las vacunas se repartían de forma equitativa y está dirigido por agencias de salud como la Organización Mundial de la Salud (OMS). Sin suficientes vacunas adquiridas, el programa depende ahora de las que donan los países más ricos, pero la mayoría de estos compromisos no se cumplirán este año.
La logística es otro problema. Para recibir vacunas a través del COVAX, los países tienen que mostrar cómo las distribuirían y dar prioridad a grupos de alto riesgo como trabajadores de la salud y ancianos. Pero algunas naciones que necesitan desesperadamente las fármacos no han podido presentar sus planes y carecen de fondos para llevar a cabo campañas de inmunización propias.
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Otros han dado un paso adelante para ayudar. En julio, la Unión Africana anunció la compra de 400 millones de dosis de la vacuna desarrollada por Johnson & Johnson para 45 naciones del continente. China, Rusia y Estados Unidos han donado millones de dosis a través de acuerdos bilaterales. Y en junio, los países más industrializados del mundo — Gran Bretaña, Canadá, Francia, Alemania, Italia, Japón y Estados Unidos, que forman el llamado Grupo de los Siete — dijeron que donarían 1.000 millones de dosis a naciones pobres.
Pero la cifra sigue estando muy por debajo de los 11.000 millones de vacunas que, según la OMS, son necesarias para frenar la pandemia.
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Para proteger a la gente que corre un alto riesgo de sufrir un cuadro grave de la enfermedad en naciones con pocos ingresos, la agencia de salud de Naciones Unidas instó a las más adineradas a donar de inmediato más dosis y a frenar sus planes para inmunizar a niños e inyectar dosis de refuerzo.
“Ahora estamos tomando decisiones conscientes para no proteger a los que lo necesitan“, dijo el director general de la OMS, Tedros Adhanom Ghebreyesus.