Que se imponga la sensatez

Que se imponga la sensatez

El conflicto entre transportistas de carga dominicanos y haitianos está ocasionando perjuicios para la República Dominicana y Haití. Está perjudicando el intercambio comercial y, por consecuencia, los medios de vida de muchas familias a ambos lados de la frontera. Haití es para la República Dominicana un socio comercial importante y nuestro país un abastecedor también importante para los haitianos. Los beneficios son mutuos, como mutuos son los perjuicios de la paralización del intercambio comercial por un conflicto que no tiene razón de continuar. Las circunstancias que generan este diferendo tienen que ser desmontadas.

En virtud de que los sindicatos dominicano y haitiano de transportistas no logran ponerse de acuerdo, corresponde a las autoridades de ambos países imponer una solución de consenso, mediante un acuerdo que establezca reglas específicas para el transporte transfronterizo de carga. Desde hace mucho tiempo hemos insistido en la necesidad de que República Dominicana y Haití negocien un acuerdo en materia de comercio e inversión en proyectos de desarrollo de conveniencia mutua. Las circunstancias obligan a las dos naciones a actuar en ese sentido y poner en blanco y negro los términos de un intercambio comercial que abarque todos los aspectos posibles, incluyendo el de la contratación de mano de obra y el de migración.

 

Peligro: semáforo en verde

El cada vez más atrofiado respeto por las leyes y reglas de coexistencia ha posibilitado una inversión peligrosa de valores y principios. Y en esas circunstancias, los villanos asumen poses de héroes, y los que respetan las leyes pasan a ser ridículos. En los inicios de la Autoridad Metropolitana del Transporte (AMET), los conductores temían cruzarse un semáforo en rojo, más por la firmeza de los agentes que por el riesgo de accidente.

 Pero las cosas han cambiado mucho y al haber bajado la guardia los agentes de AMET,  cualquier chofer de “voladora” insulta al conductor respetuoso de la ley que le obstruye el paso al detenerse  ante la luz roja de un semáforo. Hay una dualidad de factores que posibilitan esta situación. El primero es la temeridad de muchos conductores y el segundo es la actitud pasiva en que ha caído la autoridad que debe velar por el orden en el tránsito. Ahora el peligro mayor está al  cruzar en verde.

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