Que se pague a los productores

Que se pague a los productores

De nuevo los productores agrícolas de San Cristóbal, Baní, Azua, San José de Ocoa, Constanza, entre otros puntos del país, acuden a la prensa para exigir que el Gobierno les pague cientos de millones de pesos que les adeuda por concepto de pignoración. No se entiende que la puntualidad en el intercambio tenga que ser observada únicamente por los productores, y que a la hora de pagarles éstos tengan que pegar el grito al cielo. El atraso en el pago pone en dificultades a este sector, pues ni puede saldar sus compromisos con la banca, el comercio y los servicios que contrata, ni puede, por la misma causa, pensar en financiar la nueva cosecha.

Actualmente, un número considerable de trabajadores del campo está ocioso porque hay parálisis de siembra debido a falta de recursos económicos. El comercio del entorno, que se aviva cuando circula dinero, está deprimido por la misma causa. Se entiende que estos compromisos de pago tienen en el presupuesto la correspondiente previsión de recursos. ¿Qué justificación hay, entonces, para estos atrasos que provocan parálisis económica en el campo. La Secretaría de Agricultura es la principal compromisaria para cubrir estas obligaciones y debería responder al reclamo de los productores. Lo justo sería que el 2008 cierre sin compromisos pendientes entre las partes en el programa de pignoración.

Insistimos: falta prudencia

El balance de veinte personas muertas en cuatro accidentes de tránsito ocurridos en lo que va de este mes es el mejor indicador de que debemos mejorar la forma de conducir y la vigilancia para que se respeten las reglas.  Y que conste que hablamos de dieciséis muertos en cuatro accidentes de vehículos de cuatro o más ruedas, sin incluir los abundantes casos de muertos y heridos en colisiones y vuelcos de  motocicletas.

Insistiremos hasta el cansancio tratando de lograr que la gente aprenda a conservar la cordura y manejar a la defensiva, sin sobrepasar los límites de velocidad y sin distraer la atención. Hay que ser rigurosos en sancionar a quienes conducen y a la vez hablan por celulares o ingieren bebidas alcohólicas, o sobrepasan los límites de velocidad y violan el sentido de las calles, avenidas y carreteras. Quisiéramos ver más vigilancia de patrullas de tránsito en las carreteras y más firmeza en hacer cumplir las reglas de conducción.

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