¡Qué se pare el mundo!, con el inicio del Mundial

¡Qué se pare el mundo!, con el inicio del Mundial

MUNICH, Alemania. (AFP) .- El fútbol, ese deporte que se ha convertido en casi una religión en muchos países, tendrá su máxima expresión a partir de hoy, con el comienzo del Mundial, en Múnich con el partido Alemania-Costa Rica, con lo que durante un mes, hasta el 9 de julio, el planeta se paralizará.

La venta de televisores se ha disparado en todo el mundo, los empresarios hacen cuentas de las pérdidas que tendrán el próximo mes debido al absentismo laboral, habrá manifestaciones de alegría, de tristeza, goles hermosos, decisiones arbitrales controvertidas.

Todos los condimentos que tiene el fútbol cada fin de semana en todos los rincones del planeta, se elevarán a la enésima potencia. La gente que no sigue el balompié habitualmente deberá rendirse ante el monstruo mediático del Mundial.

Bill Shankly, el técnico que guió al glorioso Liverpool de los años setenta y ochenta, dijo una vez que “el fútbol no es una cuestión de vida o muerte, es más importante que eso”.

Esta frase “lapidaria” de Shankly se puede aplicar más que nunca en los Mundiales. El fútbol es capaz de reunir por una misma causa a dos personas de ideas políticas opuestas, como puede ser el caso de los hinchas del FC Barcelona, que reúne a independentistas o españolistas, o que los católicos norirlandeses, enfrentados a Inglaterra, se paseen por Belfast con camisetas de sus clubes preferidos Liverpool o Manchester United.

Dentro de un mes, seremos capaces descubrir si Brasil ha sido capaz de ganar su sexto título como todo el mundo augura, si Argentina ha encontrado a un nuevo Maradona en Lionel Messi y suma su tercera corona, si Italia volverá a sacar petróleo de su fútbol defensivo, o si los alemanes siguen fieles a dar la sorpresa con su fútbol engrasado y sin imaginación.

También veremos si por una vez a España y a Holanda les deja de perseguir la mala suerte habitual en los Mundiales, o si el fútbol africano, con Ghana y Costa de Marfil como abanderados hace algo importante, o si equipos como la República Checa, Ucrania, Serbia-Montenegro o Portugal son capaces de dar la sorpresa como hizo Grecia en la Eurocopa 2004.El Mundial será la vidriera de despedida de un genio de lo últimos años como Zinedine Zidane, que dejará el fútbol con el último partido que dispute Francia en el torneo alemán.

Pavel Nedved y Luis Figo también se despedirán, aunque no del fútbol, sino de sus respectivas selecciones, República Checa y Portugal.

Sus despedidas coincidirán con el futuro halagüeño que espera a hombres como Messi, Cristiano Ronaldo, Wayne Rooney o Cesc Fábregas.

Países perdidos en el planeta como Tahití, Papúa Nueva Guinea, Sri Lanka, Malí o Tayikistán serán por un mes seguidores de Brasil, Argentina, Italia, Francia, España o Alemania.

El Mundial será seguido por centenares de millones de telespectadores durante el mes de su duración. Se calcula que serán cuatro veces más que Corea del Sur-Japón en 2002.

En aquel Mundial, un escándalo arbitral con las presuntas ayudas que recibió Corea del Sur para llegar a semifinales, empañaron un poco el evento y los colegiados volverán a ser señalados con el dedo.

Ese problema y el hooliganismo deben ser superados por el buen ambiente y la alegría que rodearán cada partido.

Todo indica, además, que el Mundial debe salir bien. Alemania, el país que en Europa está ligado a la perfección organizativa, es el encargado de que no haya fallos.

Con los germanos dirigiendo todo debería salir bien, por lo que el resto del mundo debe pensar en disfrutar, salvo cuando su equipo sea eliminado. Pero el sofocón por la derrota durará poco y el fútbol y el Mundial volverán a enganchar a los aficionados.

Llega un mes de sueño e ilusiones para los amantes del fútbol. ¡A disfrutar!

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