Que se prepare el gobierno

Que se prepare el gobierno

POR JUAN BOLÍVAR DÍAZ
La forma tan agresiva y desproporcionada como funcionarios del gobierno y dirigentes del Partido de la Liberación Dominicana (PLD) reaccionaron frente a un simple reclamo de Monseñor Antonio Camilo demostró hipersensibilidad, falta de receptividad y de agudeza política.

Si a eso se suman las ofensivas lanzadas paralelamente contra dos sacerdotes emblemáticos en la defensa de los derechos de los trabajadores haitianos, se puede convenir en que a algunos peledeístas relevantes les falta madurez para la convivencia política, ya que pueden provocar un remolino en un vaso de agua.

Los actos gubernamentales deberían registrar que la luna de miel de la población con ellos ha llegado a su fin, y no tanto por sus desméritos, sino por las deudas y frustraciones acumuladas y que las demandas y protestas sociales se incrementarán y no precisamente en el sosegado estilo del obispo de La Vega.

¿Para alante o para atrás?

El primer sorprendido ha sido Monseñor Camilo, quien en una entrevista con Edith Febles, de Clave Digital, se confesó «un enamorado de los refranes» como forma de comunicarse con el pueblo. Nunca pensó que su homilía del Día de las Mercedes, el 24 de septiembre, provocaría una reacción tan iracunda.

El no hizo un enjuiciamiento del gobierno, ni de su política económica o social. En el contexto de una homilía escrita se refirió al estado de la carretera que comunica La Vega con Moca y el Santo Cerro, y que sirve a decenas de comunidades de su diócesis.

Leyó: «Esperamos que el Señor bendiga la carretera La Vega-Moca y del Santo Cerro, iniciada hace más de un año, pero que no ha adelantado, sino está peor. Eso desorienta a los vecinos e interrumpe a los que trabajan en esa zona». Saliéndose del texto el obispo Camilo enfatizó que la obra todavía está en los comienzos y «al paso que vamos, no vamos a llegar. No es pa´lante sino para atrás. Por eso es necesario que las autoridades pongan más atención a esa carretera que antes estaba mal pero ahora está peor. No es mi voz, sino la de todas las personas que viven alrededor».

Del texto y la grabación de la homilía no puede interpretarse otra cosa que un reclamo de atención a la reconstrucción de una carretera paralizada, donde un tramo incluso fue roto en preparación para echarle una nueva capa asfáltica, y que ahora es polvo o lodo. En ese sentido fue que el obispo consideró que no es pa´lante que vamos sino para atrás. Utilizó graciosamente el slogan del gobierno para decir que la vía está ahora peor que cuando comenzaron a arreglarla.

En el tono de Monseñor Camilo no hubo acidez ni altivez. Es de los obispos más humildes y tranquilos, quien confiesa que reza el rosario 4 veces por día (20 misterios dijo), «porque la oración serena los ánimos», y que no se deja «embobecer por las lisonjas, ni nos deben entristecer las críticas».

Truenos y relámpagos

El simple reclamo del prelado nativo de Salcedo se complicó porque el Listín Diario lo convirtió en principal información en su edición del domingo 25, en un fin de semana escaso de noticias nacionales y hasta internacionales. Y el título pregonó que «Monseñor Antonio Camilo critica política económica del Gobierno». El texto iba más lejos y ubicaba la homilía en un enjuiciamiento global, que no tuvo, de la corrupción, el descalabro del sector salud y la falta de oportunidades.

Fue suficiente para que se desatara la ofensiva y aquello se convirtiera en la noticia de la semana, llevada y traída por el periodismo de bla bla. La secretaria de Educación, Alejandrina Germán, el consultor jurídico del Ejecutivo, César Pina Toribio, el secretario general del PLD, Reinaldo Pared, el director de Prensa del Gobierno, Rafael Núñez, movimientos políticos progubernamentales y muchos de sus voceros en los medios de comunicación salieron a cuestionar al prelado católico.

Nadie parecía saber que muchas veces las informaciones salen descontextualizadas. La peor reacción provino de la secretaria de Educación, quien llegó a cuestionar la corrección del obispo y a plantear que su reclamo obedecía a militancia partidista y al deseo de agradar al expresidente Hipólito Mejía presente en la misa. El director de Prensa sacó una lista de obras que se ejecutan en La Vega.

Ya el lunes, políticos y periodistas daban por cierto un enjuiciamiento de la política gubernamental que el obispo no hizo, y hasta el presidente Leonel Fernández reaccionó, aunque con la prudencia que lo caracteriza, advirtiendo que no tiene una varita mágica para enfrentar los problemas y pidiendo al prelado vegano una plegaria al Todopoderoso «para que nos ilumine y podamos decir que es pa´lante que vamos».

Monseñor Camilo no se da por ofendido y responde que «Si él me pide una oración, la haré con mucho gusto a los pies de las Mercedes, porque la oración serena los ánimos…Nos hace más disponibles, más sensibles a Dios y más sensibles también al pueblo». El religioso no dejó de reivindicar su derecho al reclamo, diciendo que la verdad suele doler y pasó a otra cita popular: «cuando uno mete la mano en jabón, pica donde hay un palaíto; la culpa no es del jabón, sino del palaíto.

Alborotadas las avispas

La desproporcionada reacción gubernamental no solo alborotó a los obispos, varios de los cuales salieron a defender a su colega vegano, sino también a las avispas y sacerdotes «lenguas de máuser» como Rogelio Cruz y Regino Martínez quienes salieron al ruedo disparando duros y curveros, diciendo uno que el gobierno falta el respeto a la Iglesia, y el otro que no ha hecho nada y que se ha burlado de la sociedad.

Los obispos que salieron al ruedo fueron el emérito de Santiago, monseñor Juan Antonio Flores, el de San Francisco de Macorís, Jesús María de Jesús Moya y el de Puerto Plata, Julio César Corniel Amaro. Los dos primeros sí que enjuiciaron la política del gobierno y se refirieron a las prioridades presupuestarias y a las necesidades insatisfechas.

Flores dijo a «los amiguitos» del gobierno que ya los dominicanos se dan cuenta cuando se distribuye el presupuesto de forma errada, y reclamó mejores resultados. Por su parte, Moya dijo que lo que debe hacer el gobierno, en vez de reaccionar airado ante las críticas, es trabajar para atender las necesidades de la población.

En la mañana del miércoles el vocero del Gobierno Roberto Rodríguez Marchena puso freno a las reacciones con una declaración certera y conciliadora, indicando que acogían de buena forma y con reflexión los reclamos del obispo vegano. Los consideró absolutamente normales en un país democrático y recordó que «históricamente la Iglesia Católica ha querido ser la voz de los que no tienen voz».

La intervención de Rodríguez Marchena marcó el final del enfrentamiento, aunque ya el daño estaba hecho y se había reflejado una actitud de intolerancia, que en algunos medios electrónicos fue considerada peligrosa porque si así respondían a un obispo, qué puede esperar un simple periodista o un ciudadano común.

Pero es que la ofensiva tuvo un marco más amplio. Las cosas se han desmadrado hasta el punto de que un político tan veterano como Euclides Gutiérrez Félix pidió el fin de semana la deportación de los sacerdotes Christopher Hartley y Pedro Requoy, quienes trabajan en la pastoral para los haitianos en la región oriental y el suroeste.

El domingo 25 el director del Instituto Nacional del Azúcar, Faustino Jiménez, llegó al grado de sugerir la posibilidad de que ambos religiosos estuvieran vinculados a quemas de cañaverales que según dijo han ocasionado pérdidas de 350 millones de pesos en este año.

La ofensiva contra esos dos religiosos trajo a la memoria la época de los 12 años de Balaguer cuando sacerdotes como Sergio Figuereo y Antonio Cabezas fueron extrañados del país a causa de su labor pastoral con la juventud. Una acción similar contra Hartley y Requoy sería muy contraproducente, no solo en el país sino en el exterior. Ambos son europeos y se dice que tienen fuerte protección de sus gobiernos.

Que se vayan preparando

Al clásico peledeísta siempre les han acusado de intolerante y a algunos hasta de prepotentes, y que toman demasiado a pecho las disensiones, críticas o reclamos. Como muchos son profesores universitarios a menudo se les asimila dictando cátedras, y como se vendieron como parte de una élite disciplinada e impoluta, suelen reaccionar con ira frente a lo que estimen ofensiva de sus contradictores. Por cierto que el presidente Fernández nunca ha sido asimilado a esa corriente, y en realidad su temperamento paciente y calmado proyecta otra imagen, de ponderación y tolerancia, una de las razones por las que está en el Palacio Nacional y por segunda vez.

Los dirigentes del PLD y especialmente los funcionarios del gobierno tienen que prepararse para las ofensivas que les vienen ahora que ha terminado la luna de miel de la población con ellos y que la oposición empieza a meterse en campaña con sus miras puestas en los comicios de mayo próximo.

Tienden a menudear las denuncias de precariedades y los reclamos sociales, independientemente de los méritos gubernamentales, porque las deudas e insatisfacciones acumuladas son demasiado grandes. Por eso nadie debe extrañarse que el jueves, Día de los Derechos de la Niñez, el representante de UNICEF haya dicho que hay poco que celebrar porque miles de escolares no tienen butacas, otros no reciben vacunas y muchos ni siquiera existen legalmente porque no tienen actas de nacimiento.

No se puede responsabilizar a este gobierno de 14 meses de las precariedades nacionales, pero sus ejecutivos son parte de la clase política a la que se atribuye gran culpa del atraso. Eso ocurre en muchos países latinoamericanos donde al año la popularidad gubernamental cae en picada. Por eso han sido arrasados varios gobiernos en Ecuador, Bolivia y Argentina, y otros como los del Perú y Nicaragua se tambalean.

La carga social acumulada es una de las explicaciones de que la reelección prácticamente haya desaparecido en América Latina y los presidentes que han vuelto al poder en las últimas tres décadas se cuentan con una sola mano.

Entre ellos está Leonel Fernández. Lo lograron también Carlos Andrés Pérez en Venezuela y Sánchez Lozada en Bolivia, quienes no pudieron terminar el segundo período. Y también Rafael Caldera, quien llegó al final arrastrándose y originando el chavismo.-

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