La tradición de estrechar vínculos y renovar votos por la paz y el bienestar en coincidencia con la fecha de nacimiento de Jesús llevará esta noche a muchos dominicanos a compartir cenas y brindis; una pausa para la exaltación de los valores morales que dan fuerza y razón a la vida en sociedad y reconocen la importancia de cada uno de sus integrantes, comprometiéndoles a la unión de esfuerzos por una mejor existencia material y espiritual.
Aunque en ocasiones se ignore su significado, y parezca más importante el saciar apetitos por el buen comer y beber, el culto a los símbolos que evocan el comienzo de una significativa era para la humanidad expresa respeto por los objetivos de supervivencia que permanecen a través del tiempo, de generación en generación, en procura del bien sobre el mal. Se aspira a un triunfo de los ideales que mueven imperecederamente a la coexistencia entre sectores sociales y de intereses disímiles.
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A nivel global se requiere una conjunción de proyectos entre estados nacionales y bloques de países para marchar hacia condiciones de paz y seguridad para todos los que habitan el planeta en el que todavía se manifiestan desigualdades y ambiciones hegemónicas y de riquezas que causan explotaciones y destrucción.
Y en la escala que corresponde a los dominicanos, debemos reafirmarnos hoy en la intención de hacer posibles planes hacia mayores niveles de desarrollo y justicia social superando desacuerdos. ¡Feliz Navidad para todos!