Que sea un punto de partida

Que sea un punto de partida

Los intereses del Seguro Nacional de Salud (Senasa) y los hospitales autogestionarios de la Ciudad Sanitaria Luis Eduardo Aybar han llegado a un punto de armonía, luego de que entraran en discrepancia por cambios normativos unilaterales. Lo más relevante de este acuerdo es que queda sin efecto la situación que privaba de los servicios sofisticados de esos hospitales al sector más necesitado de la seguridad social, compuesto por los afiliados al régimen subsidiado.

El acuerdo, que saludamos, implica nuevas negociaciones para reajuste de tarifas por servicios y la cápita de sustentación, a partir de los costos que generan las atenciones especializadas. Los puntos de desavenencia deben continuar bajo tratamiento hasta lograr acuerdos que garanticen la sostenibilidad de los servicios en base a una cobertura de costos adecuada y coherente con el mandato de la ley de seguridad social.

Desde cualquier óptica, la fricción surgida entre Senasa y esos hospitales es reveladora de la necesidad de ajustes estructurales en el sistema de seguridad social. El reciente acuerdo solo resuelve aspectos coyunturales, pero no toca el fondo de los problemas que arrastra el sistema. Así pues que la armonización lograda debe ser asumida como un punto de partida idóneo para revisar y ajustar aspectos medulares de un sistema que tiene aún muchas cojeras.

Agripino, un hijo de altos méritos

La historia contemporánea de este país tiene mucho de la influencia bienhechora de monseñor Agripino Núñez Collado. Si hablamos de conflictos políticos y sociales vividos, ahí ha estado este católico comprometido en el papel de mediador, de hacedor de armonía, de facilitador del entendimiento. Es también un impulsor de la enseñanza superior, tarea que ha hecho desde la Pontificia Universidad Católica Madre y Maestra, de la que ha sido rector desde el año 1970. Y si de responsabilidad social eclesiástica se trata, ahí lo tenemos, sin temer a desautorizaciones, condenando con energía la pederastia y cualquier otro acto indecoroso cometido por jerarcas de la Iglesia.

Por esos y muchos otros méritos acumulados, monseñor Núñez Collado merece el título de “Hijo Amado de Nuestro Pueblo”, que le han otorgado el Arzobispado de Santo Domingo y el Ministerio En Familia. Enhorabuena.

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