¿Qué será sa/r/pullido? ¿dónde encaja con sa/l/pullido? ¡las cosas simples!

¿Qué será sa/r/pullido? ¿dónde encaja con sa/l/pullido? ¡las cosas simples!

En el empleo de términos, aún en caso de voces de amplia circulación, cometemos errores que afectan el código oral, muy frecuentemente, y también el código escrito.
¿Cuántas veces hemos escrito y hemos pensado el vocablo idiosincra/c/ia con /c/ en la sílaba final porque la confundimos con democra/c/ia, gerontocra/c/ia y otras composiciones, cuyo último elemento /cracia/ se refiere a ’gobierno’?
¿No pudimos haber accedido a un lexicón o consultar a una persona? de nuestra confianza para saber cómo manejamos nuestra lengua en ese orden de escritura. De haberlo hecho así, habríamos aprendido que /idiosincrasia/ es voz compuesta de dos elementos = temperamento particular. Con lo cual asimilamos saber que allí no entra el significado de “gobierno”, como en democracia, plutocracia, que se escriben con /c/ al final.
Alguna vez dijimos en el aula que el sustantivo /b/aca, con /b/aca, como la de burro…
Esto provocó un alboroto y, de inmediato, no pudimos desenvolver el tema. Los alumnos intercambiaron opiniones, y dimos tiempo hasta que pasara el desahogo. Calmados los ánimos, aludimos a los términos /vaso/ y /bazo/:
a) vaso= utensilio de vidrio, metal, plástico u otro material, que nos sirve para beber;
b) bazo, en anatomía, es víscera propia de los vertebrados, de color rojo oscuro, de forma variada, situada hacia la izquierda del ejemplar.
¿Qué sucede con articulaciones tan simples como sarpullidos con /r/ al final de la primera sílaba y salpullido con /l/ en la misma posición?
Vi primero sa/r/pullido en anuncios de televisión patrocinados por el ministerio de Salud Pública, con recomendaciones protagonizadas por la valiosa intérprete del merengue Milly Quezada, de que nos protejamos contra el dengue, la zicuncunya y el zika.
Pero da la casualidad de que en visores instalados en el edificio que ocupa el ministerio de Medio Ambiente, en la avenida Luperón, oeste de la ciudad capital, en un volante autorizado también por Salud Pública, se recomienda cuidarnos del peligro de las enfermedades mencionadas.
Rebusco en el Diccionario de la Real Academia Española, edición vigésima segunda, año 2001, y procuro saber en cuál lado de la cancha cayó la pelota. Y ¡oh, sorpresa!
¿Qué sucede con sa/r/pullido con /r/ al final de la primera sílaba, y salpullido con /l/ en la misma posición?.
El lexicón académico introduce el artículo o entrada salpullido, y a continuación, en letras negritas, sólo dice: sarpullido, pero define:
“Erupción leve y pasajera en el cutis, formada por muchos granitos o ronchas (p. 1378).
El hecho de que el RAE define la formación con /r/ sarpullido, y no define /sal/pullido con /l/, implica que la Academia prefiere el carácter /r/ en esa locución.
¿En cuál de las canchas cayó la bola?
Indiscutiblemente en sa/r/pullido con /r/.
Las cosas simples, señores.

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