¡Qué suerte hemos tenido!

¡Qué suerte hemos tenido!

Recientemente, visitó la comunidad dominicana residente en Miami el doctor Euclides Gutiérrez Félix, secretario de Estado, encargado de la Superintendencia de Seguros. Vino con una apretada agenda que llenó a cabalidad. Pero, más que a esas actividades, vino a visitar a sus compañeros del Partido de la Liberación Dominicana (PLD).

Esa expresión del doctor Gutiérrez Félix, fue de gran satisfacción para los presentes en una cena privada que le dio el partido y, donde compartió amable y francamente con los presentes. En esa actividad, contestó la pregunta de un compañero sobre la actual crisis que afecta al mundo y los Estados Unidos, lo cual, obviamente, se refleja en nuestro país.

Su respuesta fue en esencia la siguiente: “Mucha gente cree que los Estados Unidos está en una crisis profunda. Lo que está en crisis, es el sistema financiero… no el país. Este es un país inmensamente rico y esa riqueza se la da su extraordinaria infraestructura, las enormes riquezas que genera su industria y el extraordinario sistema comercial y, refiriéndonos a la República Dominicana… si esta crisis no se ha manifestado con la crudeza que muchos esperaban, es por la fortaleza del sistema financiero dominicano y por la fortaleza institucional que ahora exhibe el país”.

Y continuó de la siguiente manera: “No tenemos crisis en los bancos y eso nos ayuda a enfrentar la crisis con éxito” y pasó a detallar los nombres de los bancos del país y a las familias o grupos a que pertenecen, resaltando la honorabilidad de los mismos y la responsabilidad con que se manejan.

Esa, más o menos, fue su respuesta. Al otro día, en la conferencia “Juan Bosch Siempre”, hizo aproximadamente, la misma reflexión.

No pude evitar que mi mente se fuese un poco hacia el año 2003 y, a cómo el mal manejo de ciertos bancos y la falta de supervisión y las carencias institucionales, agravadas por la irresponsabilidad con que se manejaban las autoridades del país en esa época, llevaron a la República Dominicana a la penosa situación de crisis que se vivió a partir del 2003.

Las secuelas de esa situación no se hicieron esperar y la devaluación estrepitosa de la moneda, la inflación galopante, la pérdida de empleos, la falta de confianza, etcétera, se hicieron presentes. Nos fuimos al hoyo y no fue hasta la elección del doctor Leonel Fernández Reyna cuando empezó el proceso de recuperación de la confianza y a retomarse el camino de la serenidad, la capacidad, la coherencia y el fortalecimiento institucional, cuyos resultados son notables ahora, pues de no contar con esas fortalezas, con esa confianza, no sabemos dónde estuviéramos en esta coyuntura.

De lo que sí estamos seguro es… de que estaríamos muy mal.

¿Imagínese usted que el gobierno dominicano, en esta situación de crisis global y de dificultades colectivas, estuviera en manos del PRD? ¿Dónde estaríamos? ¡Cuántas lamentaciones!

No me atrevería a decir que estamos super bien, que la crisis no nos afecta; jamás osaría decir eso. Lo que sí digo es que gracias a la capacidad, previsión y de dedicación del gobierno y a la fortaleza institucional que hoy en día vive nuestro país, las cosas se han mantenido a niveles manejables y hemos salido bien de este trance. Ya que no podemos olvidar el dicho de que… “Cuando a los Estados Unidos le dé gripe, a nosotros nos da pulmonía”.

Dios nos ha protegido. Nos ha permitido tener un buen gobernante y un partido responsable y racional en el poder. Eso, nos compromete como sociedad a mantener la estabilidad y el proceso que nos lleva al progreso, a pesar de las dificultades. Esa debe ser nuestra meta y lograrla obliga a cada quien a que asuma su cuota de responsabilidad social.

Los grupos sociales, la llamada sociedad civil, están llamados a hacer sus aportes a la solución de los problemas y a mantener la estabilidad del país. Los partidos políticos deben tener consciencia de que son momentos de apostar al país y olvidar un poco la politiquería, la demagogia y el querer pescar en río revuelto.

Y, los partidarios del gobierno, tenemos una gran responsabilidad. Debemos de redoblar los esfuerzos porque las cosas salgan bien, por cumplir nuestras obligaciones, por trabajar día y noche por el bienestar del país, por el manejo pulcro de la cosa pública y por darle a la República Dominicana, lo mejor de nosotros.

Asumir el ejercicio de nuestras funciones con responsabilidad social y ciudadana. Ser servidores públicos reales, que van a los puestos a servir al pueblo, no a servirse ellos. Tiene carácter de urgencia ser parte de la solución de las dificultades, no darle problemas al Presidente, ni al gobierno. Es hora de hacer que lo que está en nuestras manos funcione bien, con eficiencia, con pulcritud, con decoro. Haciendo eso, le evitamos dificultades al país. Con ello, evitamos retrocesos indeseables y la eventual llegada de la ineficiencia y la incapacidad al manejo del timón del Estado.

Ya Dios hizo su parte, ahora… nos toca a nosotros.

Publicaciones Relacionadas

Más leídas