¿Qué tal un plan nacional?

¿Qué tal un plan nacional?

El Ayuntamiento del Distrito Nacional (ADN) ha puesto en marcha un plan de rescate de los ríos Isabela y Ozama,  que debería recibir  respaldo pleno de instituciones oficiales y entidades privadas. Liberar estos ríos de la contaminación industrial a que están expuestos es una forma encomiable de proteger estas fuentes fluviales, sus ecosistemas y, en sentido general, el ambiente. El cierre de las industrias que se resistan a construir plantas de tratamiento para sus desechos, sólidos o líquidos, es una medida que se ajusta a las dimensiones del daño que se está causando a esos ríos, su flora y su fauna.

Se nos ocurre que una iniciativa como esta debería ser calcada y adaptada por todos los ayuntamientos en cuyas jurisdicciones haya ríos, humedales, bosques, áreas verdes o ecosistemas  amenazados por la contaminación y la explotación irracional. Podría articularse un plan nacional coordinado con la Secretaría de Estado de Medio Ambiente y Recursos Naturales para detener los daños y la depredación de ecosistemas muy sensibles para la estabilidad de nuestro clima. En el último siglo han desaparecido cientos de ríos y hay que parar esa carrera. El plan del ADN es excelente y  se corresponde con el celo que deben tener las autoridades municipales por los recursos de su jurisdicción. Hay que ayudar a su éxito y promover que inspire iniciativas similares a escala nacional.

Estímulo para la agropecuaria

La exención fiscal dispuesta para la agropecuaria por lo que resta del 2009 se suma a una serie de estímulos que el sector oficial ha concebido para incrementar la producción exportable y crear una sólida garantía alimentaría para la población. Ya antes se había dispuesto reforzar la cartera de crédito del Banco Agrícola, se ha inducido una baja en las tasas de interés y se hacen esfuerzos porque la banca privada flexibilice el acceso a créditos para este sector de la producción.

En las  circunstancias actuales es aconsejable que se estimule el movimiento de la economía a través de planes, como el estímulo de que hablamos, diseñados especialmente para hacerle frente a los efectos locales de la recesión internacional. El ahorro por concepto de exención fiscal alivia los costos de los productores agropecuarios y este efecto benigno, sumado a otros estímulos, es una pieza importante en las circunstancias actuales.

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