Hay frases y expresiones que definen todo el colorido, fascinación e impacto de una época en el imaginario popular. El “¿Qué te parece Cuchito?”, identificó a mediados de los años 50 del pasado siglo XX la irrupción de una nueva y glamorosa etapa de la pelota profesional dominicana de las luces, los modernos estadios y la afiliación al béisbol organizado de los Estados Unidos.
El título de la presente entrega es la denominación del capítulo 17 de la obra Trujillo, Villa Francisca y otros fantasmas, del laureado y prolífico escritor dominicano Marcio Veloz Maggiolo, y se refiere a don Mario Álvarez Dugan, alias Cuchito, una de las cumbres del periodismo dominicano, director de este diario durante veinte años, desde el 1988 hasta su deceso el 13 de diciembre de 2008.
¿Qué te parece Cuchito? Era la popular expresión acuñada en las transmisiones radiales por el chispeante narrador cubano Rafael Rubí durante los partidos del béisbol vernáculo, para dar paso al entonces joven y brillante comentarista.
Marcio, un fiel amante del béisbol desde su mocedad, afirma que ambos (Rubí y Cuchito) hicieron la combinación de narrador y comentarista más fina y exitosa de la pelota dominicana.
El destacado poeta, novelista, cuentista, crítico, arqueólogo y antropólogo, es uno de los autores dominicanos que con mayor acierto y conocimiento aborda el deporte como tema literario, pues en su ensayo Trujillo, Villa Francisca y otros fantasmas, también se incluyen los siguientes capítulos: Sobre Béisbol y Postalitas, Los Comienzos de la Lucha Libre, y Desazón de los Juegos Perdidos.
Veloz Maggiolo narra que durante los años de adolescencia, y al conjuro de la ya tradicional “pelota cubana”, surgió un programa de radio único en su clase, a través de La Voz Dominicana, denominado: “Desafiando a los Expertos en Deporte” y los expertos escogidos fueron Mario Álvarez Dugan, Pedro Julio Santana y Birrito Bonetti, creándose uno de los espacios herzianos más escuchados en el país.
Recrea su integración a un grupo de jóvenes fanáticos debajo de los altoparlantes que apostaban a escondidas porque en la Era de Trujillo las apuestas se pagaban con la cárcel.
El “premierato” que le asigna Veloz Maggiolo, en su límpida y esplendente prosa, se resume así: “Yo sé que hubo sapientes conductores de programas, elegantes decidores del deporte como Félix Acosta Núñez, Max Reynoso y Fidencio Garris (el querido Fiden), pero por favor (es cuestión de justicia), Cuchito era un fino observador, fue el padre del análisis beisbolero radial en la República Dominicana.”
Marcio rememora cuando Cuchito y Matildita se casaron, y Don Fernando Soto, el feliz padre de la novia, se sonreía con expresión bonachona. “Se nos integraba al barrio uno de los más sabios conocedores del béisbol. Ahora podríamos considerarlo como un hijo de Villa Francisca. Por lo menos eso era lo que pregonaba Fernandito González Tirado, quien sentía enorme admiración por él.”
En mi experiencia personal, no tuve la suerte de disfrutar sus comentarios radiales en la década de los 50 cuando yo era apenas un niño; me llamaba la atención el febril interés de mi inolvidable tío José Miguel Fortunato, mientras se mantenía muy apegado a la radio durante las transmisiones y comentaba sobre las jugadas, los peloteros de la época y sobre Rubí y Cuchito.
Años después, siendo ya un cronista deportivo establecido, tuve el honor de conocer personalmente al caballeroso y afable Don Cuchito, quien me dispensó un trato cortés y elogioso. En el 1986 mientras daba los toques finales a mi libro Dominicanos en Grandes Ligas, Hechos y Hazañas, el primero en su género, el lanzador Hipólito Pichardo se convirtió en el criollo número 100 en arribar a las mayores. En esos días me dirigí al vespertino El Nacional, bajo su Dirección, en procura de algunas fotografías que requería para mi obra. El veterano periodista instruyó a la celosa encargada del vasto archivo, que me prestase las más amplias facilidades, lo cual coadyuvó en gran medida a mejorar la ilustración de la misma, gracias a la cortesía del venerable e inolvidable maestro del periodismo e inmortal del deporte dominicano.