¿Qué tendrá la princesa?

¿Qué tendrá la princesa?

TOKIO, AFP. – Cuando se casó con el príncipe Naruhito el 9 de junio de 1993, Masako Owada, entonces de 29 años de edad, era una brillante diplomática políglota y egresada de las universidades de Tokio y Harvard, que contaba poner su talento al servicio del Palacio Imperial.

Su deseo fue frustrado y, “agotada física y mentalmente”, según el Palacio, deprimida según la prensa, Masako se retiró en diciembre pasado de la vida pública.

Hace unas semanas, el príncipe causó un verdadero revuelo en la Casa Imperial y en la opinión al insinuar públicamente, en una de sus escasas conferencias de prensa, que la vida en el Palacio era la causa de los problemas de salud de su esposa.

Masako y yo “estamos muy apenados de que ella no pueda visitar países extranjeros”, declaró el príncipe a la prensa, en vísperas del viaje que se disponía a realizar, solo, a Europa.

“En mi opinión, Masako está extenuada por sus esfuerzos por adaptarse a la vida de miembro de la familia imperial en los últimos días y años (…) Hay que decir que su antigua carrera (de diplomática) y su personalidad fueron negadas de alguna manera”, agregó con una franqueza sorprendente.

Estos reproches sin precedentes tuvieron el efecto de una bomba en una familia imperial en la que la discreción es de rigor, y dieron lugar a todo tipo de especulaciones en la prensa.

El emperador Akihito y la emperatriz Michiko se declararon “sorprendidos” por las declaraciones de su hijo mayor.

El príncipe Nahurito negó que hubiera querido provocar una polémica, pero no se desdijo de sus afirmaciones, reiterando su apoyo a la princesa y recalcando que ella debió “hacer esfuerzos para adaptarse al Palacio, a la tradición imperial y a la prensa”.

“Lo que quiero decir es que la propia Masako espera sinceramente reanudar sus actividades oficiales una vez que haya recuperado la confianza en sí misma y la salud física”, explicó el príncipe en un comunicado publicado. Nahurito no esquivó los temas difíciles, como “la presión sobre la cuestión del heredero”.

Masako dio a luz a una niña, Aiko, el diciembre de 2001, después de haber perdido varios embarazos. Las presiones son grandes por parte del sector más conservador de la sociedad japonesa para que tenga un segundo hijo, de preferencia un varón que herede el trono.

Los argumentos del príncipe Nahurito son recibidos con simpatía por la prensa japonesa.

“Deseamos que el Palacio imperial escuche más a los príncipes y que reflexione sobre los medios de aligerar su carga”, escribió el diario de izquierda Asahi Shimbun.

“La gente quiere ver a la pareja de príncipes radiante de felicidad y no en perpetua agonía”, afirmó, por su parte, el periódico de derecha Yomiuri Shimbun.

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