La emoción de “montar” el primer hogar podría envolver a la pareja y hacerla olvidar ciertos detalles que conviene tomar en cuenta para evitar cualquier inconveniente en el proceso.

La arquitecta y especialista en interiores Diana Obando Prestol recomienda que si te vas a embarcar en un proyecto de interiorismo, busques ayuda profesional.

“Los honorarios de un interiorista, que inicialmente se ven como un gasto extra, se traducen en muchísimos beneficios a la larga. El profesional adecuado te guiará en la compra de la tela que te convenga (no solo en cuanto a precio, sino en cuanto a calidad), determinará mejor el color exacto que necesita cada uno de tus espacios y la cantidad de pintura que se consumirá (lo que se traduce en ahorro de material y mano de obra). Además tiene más capacidad de presionar a los empleados envueltos en el proyecto para que trabajen con calidad y entreguen a tiempo (ebanistas, herreros, pintores, tapiceros… todos tendrán más responsabilidad frente a un interiorista que frente a alguien que individualmente los contrate), además buscará opciones diferentes de piezas y mobiliario que puedan funcionar en el espacio, sin salirse de presupuesto”, indica.

Pero igualmente, Obando Prestol dice que si decides prescindir de los servicios de un diseñador o interiorista, “entonces lo mejor sería que trabajes con trabajadores recomendados por amigos o familiares que hayan utilizado sus servicios, para tener una idea de la calidad y precio que se puede esperar de los mismos”.

Otra recomendación que la interiorista propone es hacer una revisión del estilo de vida de las personas que habitarán ese hogar. ¿Son activos? ¿Practican deportes regularmente? ¿Hay niños?, ¿mascotas?… “Todos estos detalles te darán una idea de qué funcionará en tu espacio y qué no. De si puedes invertir en mobiliario con telas lujosas o si lo que debes buscar es algo que resista el sucio y las manchas, etc.”

La arquitecta explica que las modas son muy lindas en revistas, pero nuestros espacios deben ser un reflejo de nuestros gustos más íntimos y amoldarse a quienes realmente somos.

Los colores. Para elegirlos, deberías tomar en cuenta que en espacios pequeños funciona mejor trabajar las áreas en un tono y sus degradaciones que en colores de diferentes familias, porque hace que el espacio fluya mejor y se perciba más amplio. “Recuerda que los colores de pintura lucen diferentes según la calidad de luz del espacio en que sean aplicados, así que para ir a lo seguro, es mejor que compres cuartillos de muestra de los tonos que deseas, para que puedas probarlos antes de hacer una gran inversión en material”, aconseja.

Algo de suma importancia es que seas realista en cuanto al presupuesto disponible, y tengas un fondo de emergencia para aquellas cosas que requieran dinero extra, sobre todo lo que tenga que ver con trabajadores (ebanistas, pintores y demás), que muchas veces a mitad del trabajo piden material adicional, que no había sido contemplado en el cálculo inicial. De este modo podrás ir priorizando gastos y compras, el trabajo se realizará de modo ordenado, y evitarás que la casa se quede incompleta.

Planificarse. “Recuerda siempre trabajar con planificación, porque esto te da la tranquilidad de que el proyecto se irá realizando al ritmo pautado, y podrás saber a ciencia cierta qué falta y qué no. Esto va a contribuir a tu paz y a que tu proyecto sea una fuente de felicidad”, aconseja.