QUE TRAGEDIA

QUE TRAGEDIA

POR: JOSÉ LOIS MALKUN
No hubo diario escrito, programa de televisión y radio y otras fuentes virtuales de noticia, que no expresaran su oposición y cuestionamiento al proyecto de rectificación fiscal del Gobierno que fue aprobado por el Congreso Nacional, controlado por el PLD, en diciembre pasado. Empresarios, políticos, organizaciones sociales, la iglesia, los sindicatos y todo aquel con dos dedos de frente sabía que esa rectificación era innecesaria y abusiva. Innecesaria porque el Gobierno no necesitaba mas dinero para cumplir sus metas fiscales dentro del acuerdo con el FMI. Y abusiva, por la forma voraz y agresiva con que las autoridades cobran los nuevos impuestos, con el único propósito de disponer de suficiente recursos para su proyecto reeleccionista. Para muestra un botón. Vean lo que acaba de suceder en la campaña interna del PLD.

 Pero con el tiempo se han dado cuenta que eso fue un suicidio político con graves consecuencias económicas para el país. Se vio en la pobre votación de las elecciones internas del partido en el poder celebradas hace un mes, donde se gastó mas que en la elecciones del 2004 por la presidencia. Se ve en las encuestas que hace el propio Gobierno para medir el nivel de aceptación del Presidente Fernández. Se está viendo en el cierre de miles de negocios en todo el territorio nacional con la consecuente perdida de empleos. Y más que nada, se ve en la creciente ola de protestas que cada día se acrecienta en muchos pueblos del interior, donde el desempleo, el cierre de empresas de zona franca y el deterioro de la infraestructura física, están llevando a la gente a un estado de desesperación muy peligroso.

Se calculó mal por la ambición desmedida de este Gobierno en disponer de recursos ilimitados para malgastarlo en sus pretensiones continuistas. Porque si se invirtieran bien, por lo menos muchos sectores estarían de acuerdo en que los impuestos son la mejor forma de redistribuir las riquezas de un país y apoyarían sin condiciones, que el Gobierno no ceda ante las presiones empresariales. Pero eso aquí no sucede. Más bien sucede todo lo contrario. Los pobres ven que su situación económica empeora mientras el Gobierno anuncia cada mes, con bombos y platillos, sus recaudaciones millonarias.

Entonces el Presidente anuncia un nuevo proyecto de «flexibilización fiscal». Rebaja el impuesto sobre la renta a personas físicas y jurídicas, reduce el ad valoren a las bebidas alcohólicas y los impuestos a los cigarrillos y propone una amnistía fiscal para el 2005. Pero si usted hace los cálculos correctos, esta flexibilización aumentará los ingresos del Gobierno. Y eso lo deben saber los empresarios y los que manejan información sobre los efectos de una amnistía fiscal y la reducción en los precios de las bebidas alcohólicas y los cigarrillos. Ambos tienen un impacto recaudador mucho mayor que el efecto en la reducción del ISR.

La pena es que de inmediato, los sectores favorecidos lanzan sus alabanzas a esta nueva reforma olvidándose de que es circunstancial y política y que en nada resolverá el problema mayor que tienen los dominicanos: El gastos desampresivo del Gobierno. Esto ya es historia. No importa como se gaste el dinero si mis impuestos lo reducen. Es la mentalidad de muchos empresarios dominicanos que no ve más allá de sus intereses de corto plazo.

La reforma, para que sea efectiva, debe reducir los impuestos en el mismo monto en que fueron aumentados en la rectificación fiscal aprobada en diciembre pasado. O sea, en unos 20 mil millones de pesos.

Para eso se debe revisar la ley de hidrocarburos para bajar los impuestos vigentes. También debe reducir el impuestos a los activos de las empresas y los que se aplican a los bienes raíces pero mejorando el cobro y reduciendo la evasión. Esto por si solo, tendría un tremendo impacto positivo en la población y dinamizaría al sector productivo e inmobiliario. Además, se evitaría que esos 20 mil millones se gasten en proselitismo, altos salarios, empleomanía gubernamental, palmeras en las avenidas y proyectos absurdos como el Metro. Porque eso es lo que se está viendo en los primeros 5 meses del 2007. Más gastos y más violación a la Ley de Austeridad, ley que el propio Gobierno propuso el año pasado y que fue aprobada por el Congreso.

Ojalá los directivos de las asociaciones empresariales del país despierten de ese sueño momentáneo que produjo el políticamente planeado anuncio presidencial y luchen por una reforma fiscal que efectivamente le devuelva a los contribuyente los excesos de la rectificación fiscal del 2006, la que jamás debió ser aprobada.

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