La delincuencia, el crimen organizado y la inseguridad arropan toda la geografía nacional. La ciudadanía en sentido general se encuentra atemorizada, presa del pánico y del terror a consecuencia de este terrible mal.

Los llamados potentados de la fortuna, es decir, las clases adineradas, por primera vez son víctimas casi igual que los de abajo de esta ola delictiva. nisiquiera el liderazgo político escapa a este indetenible fenómeno social, y el ingeniero Eduardo Estrella es un fiel ejemplo de eso.

El vil y cobarde asesinato de tres agentes policiales, incluyendo un oficial en el sector Los Girasoles; el asalto a la Casa de España, – el atraco en Santiago contra doña Brunilda, viuda del Ing. Juan Sánchez Correa, tronco de una honorable y respetable familia, entre otros, constituyen hechos alarmantes que merecen una respuesta más contundente y energía de las autoridades gubernamentales.

Hay que recurrir de nuevo a las llamadas patrullas mixtas, lanzar si es necesario el ejército a las calles, porque los delincuentes no entienden otro lenguaje que no sea el de la represión, como ha dicho de manera valiente y responsable el Cardenal Nicolás de Jesús López Rodríguez.

La guardia inspira temor y respeto como mecanismo de disuasión para combatir la criminalidad y la delincuencia. Si seguimos con paños tibios, el país va a sucumbir frente a esta serpiente de siete cabezas que se llama inseguridad.

Basta ya de palabrerías y propuestas politiqueras y demagógicas, basta  ya de discursos y programas, la sociedad dominicana demanda acciones enérgicas y combinadas y de seguro que todos estamos dispuestos a respaldar sin reservas una verdadera cruzada contra la delincuencia y la criminalidad.