¿Qué? ¿Y ese narigón?

¿Qué? ¿Y ese narigón?

Ante la decisión de permitir y prohibir el ejercicio de derechos fundamentales sobre el voto de arrastre, cabe preguntar: ¿cuál es el papel de la Junta Central Electoral? ¿Acaso organizar quiere decir dificultar, saltar por encima de disposiciones constitucionales?
Aquí, como dice el refrán, cuando no es Juan es Juana. Somos el país donde al peso se le llama tolete y a la casualidad chepa. Además, somos un país donde las reglas se establecen para dificultar y se acotejan para beneficio de unos pocos.
Lo que está en juego en las próximas elecciones es el Poder para administrar la República, y para ello lo más importante es que la Junta Central Electoral organice el proceso con toda la transparencia.
Lejos de dificultar, lejos de obstaculizar, la Constitución de la República facilita el cumplimiento del derecho a elegir y ser elegido sin cortapisas, sin reglas excluyentes.
En ningún caso la Constitución establece, ordena, consigna que un ciudadano vota en una carambola electoral, al dos por uno: que el voto por un Diputado beneficia al candidato a Senador del mismo partido.
El arrastre, en materia electoral, representa una denegación de derecho a unos y un privilegio para otros. ¿Cuál es el empeño? ¿A quién beneficia? ¿Por qué la intención de colocar un narigón a los sufragantes para negarles su derecho a votar por uno u otro candidato?
El refrán dice, claramente, algo huele mal en Dinamarca. No me pregunten, no sé, por eso estoy preguntando ¿cuál es el empeño que no permite que los miembros de la Junta Central Electoral vean que su desafortunada decisión en vez de facilitar, dificulta, echa un jabón al sancocho y crea confusión y suspicacia sobre su papel de árbitro del acontecimiento más importante en la construcción de la democracia?
Están advertidos. Mañana no podrán argumentar, ingenuamente: “quisimos hacer lo mejor”. No son ciegos. No desconocen su papel. Que sepan que los estamos vigilando, que ese paso en falso puede representar, a la larga, un desbalance peligroso para el país, puesto que permite la concentración del poder, lo cual siempre es dañino para la democracia, para la libertad, para el ejercicio pleno de los derechos de cada uno.
¿Acaso el aire que se respira en la Junta Central Electoral es diferente? Para sus miembros ¿Acaso el sol sale por el oeste?
¿Están claros en que son los responsables de que la organización electoral sea organizada de modo tal que no afecte los intereses de los electores?
No me gusta lo que veo. No me gusta lo que leo. Evitemos que los resultados de las elecciones se vean empañados, dañados, manipulados. Mañana, nadie podrá alegar ignorancia. Están advertidos.

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