La inflación acumulada en los primeros cinco meses del presente año fue de 28.53%. No es un invento nuestro, sino que está consignado en un informe sobre el Indice de Precios al Consumidor (IPC), elaborado por el Banco Central.
El mismo informe afirma que entre mayo del 2003 y mayo del presente año, la tasa de inflación alcanzó 65.29%, para una tasa promedio en el mismo período de un 45.99%.
Se trata de niveles inflacionarios escandalosos, insoportables, que solo son posibles cuando el Gobierno pierde el control de los indicadores económicos, mantiene niveles excesivos de gasto público, se endeuda demasiado, pierde control del mercado cambiario y no es capaz de mantener una política fiscal coherente con el tamaño de la economía.
Todavía, a pesar de que está demostrada hasta la saciedad la inconsistencia de su argumento, las autoridades se empeñan en atribuir a las secuelas de los atentados del 11 de septiembre del 2001 y las guerras en Afganistán e Irak estos problemas que han erosionado la economía del país.
[b]II[/b]
En realidad, la inflación y todas las otras calamidades que afectan a nuestra economía tienen como punto de origen la profunda desconfianza que inspira la actual administración del Estado entre los actores económicos nacionales y extranjeros.
La política económica del actual Gobierno ha estado basada en un gasto público descontrolado, escaso ahorro, voracidad fiscal, desmedido endeudamiento externo e interno, incapacidad para atenuar los efectos de los elementos exógenos, como las alzas petroleras, estabilizar el mercado cambiario y detener la devaluación monetaria. El cuadro fue agravado notablemente por el manejo inadecuado de una crisis que arrastró al abismo tres grandes bancos.
Al margen de los aspectos meramente económicos y financieros, hay ingredientes políticos que empeoraron la situación de desconfianza. Un Presidente que juró decenas de veces que no se repostularía, de buenas a primeras se le presenta al país y al mundo apostando a una reelección hacia la cual volcó todos los recursos del Estado, habidos y por haber, y que ha terminado por escindir de manera grave su propio partido.
[b]III[/b]
Todos esos factores se han conjugado para hacer que hayamos acumulado en los primeros cinco meses del presente año una inflación del 28.53%, con signos de agravarse antes de que se produzca la transmisión del mando a las autoridades electas el 16 de mayo pasado.
El país está siendo afectado en estos momentos por una de sus peores crisis energéticas y las soluciones no están a la vista. Semejante situación obliga a los actores de la economía a valerse de fuentes de energía que incrementan sustancialmente sus costos de producción y operación. Todo indica que el cuadro inflacionario empeorará, no sólo por las alzas de costos, sino porque el Gobierno, al sembrar dudas sobre si le debe o no al mercado energético, ha acentuado la desconfianza entre los actores económicos. No hay indicios de que las cosas vayan a ser de otro modo.
Lo peor del asunto es que se pretende que la gente crea en chivos expiatorios y fantasmas exógenos que no vienen al caso. A este paso, )quedará país?