Quejas sobre discurrir de la campaña electoral

Quejas sobre discurrir de la campaña electoral

Las quejas sobre el contenido, la forma y el discurrir de la presente campaña electoral son tan diversas como diversos los sectores que las formulan. Entre los lamentos prevalece el carácter poco diferenciador de las propuestas de los principales candidatos presidenciales, la abismal diferencia en cuanto a la intención de votos que, según las encuestas, separan quien está primero de los demás contendientes y la limitada intensidad de las actividades proselitistas de las colectividades y de los candidatos en liza. Si bien estas cuestiones son importantes a la hora de valorar el discurrir de la campaña, habría que tomar en cuenta otras que, presentes en ella, son claves para el futuro inmediato y mediato de esta sociedad.

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En los sectores donde más agudo es el lamento es en aquellos que se asumen progresistas, pero las ideas de estos están prácticamente ausentes en esta campaña. No así la de algunos grupúsculos de extrema derecha que marginalmente participan como bocinas amplificadoras de ideas, de contenido injurioso, infamante y de odio contra migrantes, grupos feministas y contra toda idea de libertad de culto, opción sexual y familiar de varios colectivos, de peñas, de opinadores enquistados en los medios televisivos, radiales y de redes sociales. Son grupúsculos electoralmente insignificantes, solo la patológica megalomanía de sus candidatos los hace pensar que significan algo, pero son bocinas del trumpismo, el putinismo, el bukelismo, de la intolerancia, el racismo y del neonazi/fascismo.

La cantaleta de esa bocina se oye en programas radiales de importante audiencia, en las redes sociales y en otros espacios, propagan el miedo, los fantasmagóricos “complots” internacionales contra la familia, la patria etc., los que niegan el cambio climático y ocultan los asesinatos de los ambientalistas que defienden la naturaleza de la depredación de determinadas multinacionales. En esta campaña, a falta de ideas los sectores progresistas, candidatos marginales difunden la ilusión del “orden perfecto”, el mito de la seguridad, el que “con Trujillo había seguridad” y otras fábulas que constituyen ejes transversales de todo tipo de totalitarism. Son algunas de las cuestiones sobre las que debemos reflexionar no solo a propósito de la presente campaña electoral, sino sobre el contexto en que discurrirá el próximo Gobierno y sobre el presente y futuro de los progresistas. Es una reflexión imprescindible para enfrentar de manera efectiva los serios desafíos políticos, institucionales y de inclusión social que tenemos por delante. Por consiguiente, las quejas por la forma y contenido de estas campañas son inconducentes si no hay cambio de actitud en la forma de hacer política.

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