QUERIA SER DOCTOR Felipe dejó la universidad para ser pelotero

QUERIA SER DOCTOR Felipe dejó la universidad para ser pelotero

Para el año 1955, Felipe Rojas Alou tenía 20 años y cursaba la carrera de medicina en la Universidad de Santo Domingo.
Eran los últimos años de la dictadura de Rafael Leonidas Trujillo y su padre Abundio, además de su tío Juan habían perdido su trabajo.
Este último era militar, pero tuvo una diferencia menor con el régimen y fue despedido.
Pero Rojas Alou ya era un nombre conocido en la pelota, tras haber acompañado a la delegación dominicana a los Juegos Panamericanos de Ciudad México un año antes para competir en atletismo y luego se integró al equipo de béisbol tras la expulsión de uno de los integrantes del equipo.
“Quiero que Felipe sea el primer jugador en salir de nuestro país para Major League Baseball”, le dijo Horacio “Rabbit” Martínez a los padres de Rojas Alou.
La respuesta, según cuenta el propio Felipe en su libro “Alou, mi travesía en el béisbo”, fue contundente.
“El béisbol no es una profesión”, dijeron sus padres.
En una segunda visita, Martínez le dijo tanto a Felipe como a sus padres que ganaría RD$200 por firmar, la misma cantidad que debían a su padrino, Bienvenido Ortiz, dueño del colmado donde compraban comida. La firma no se hizo esperar.
“Yo quería ser doctor, ese era mi sueño de siempre, ayudar y sanar a la gente… en estos días firmar un contrato profesional es motivo de fiesta, pero el 14 de noviembre de 1955 no hubo sonrisas en mi casa y mi padre accedió solo bajo la promesa de que si fallaba tenía que volver a la universidad”, cuenta Felipe.
Sufrió el racismo. Lo primero que Felipe perdió al llegar a los Estados Unidos fue el apellido de su padre.
Según costumbres inglesas, el Rojas fue asumido como un segundo nombre, y al llegar a su primer equipo en Lake Charles, donde lo asignaron los Gigantes de Nueva York, le entregaron una camiseta que decía “F.Alou” en la espalda.
Pero lo más difícil de todo, fue enfrentar el racismo, algo desconocido para un muchacho hijo de una mujer blanca descendiente de españoles y un padre negro.
“Del racismo solo sabía la parte académica. Pero hasta que llegué a los Estados Unidos no lo había enfrentado.
No sabía lo que era tener que sentarme en la parte trasera de un autobús, que no podía mirar una muchacha blanca o comer en los mismos restaurantes que un blanco”, dijo Alou.

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