Qué se dice

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¿Palos de ciego?-  La Policía Nacional, a través de su Unidad Anti Secuestros,  ha rastreado  las zonas montañosas  de Bonao, Nagua, San Francisco de Macorís y Samaná, ha realizado centenares de allanamientos, decenas de apresamientos y todavía hoy, transcurridas más de tres semanas desde su secuestro, sigue sin dar con el paradero del joven Eduardo Antonio Baldera, el hijo de un importante casacambista de Nagua raptado por tres hombres armados, vestidos de militares, de la casa de su novia el pasado 18 de septiembre, y por quien sus plagiarios exigen US$5 millones  como  rescate.

No obstante lo infructuoso que ha resultado tan extraordinario esfuerzo, de no haber podido echarle el guante a los secuestradores, a quienes ya tiene identificados por sus nombres y apellidos  y a sus cómplices tras las rejas cumpliendo medidas de coerción, la institución del orden mantiene  la confianza en que el joven sigue vivo y que podrá rescatarlo sano y salvo. Ayer   el vocero policial, el general Nelson Rosario, dijo tener nuevas pistas, elementos nuevos surgidos durante la investigación, pero que   no podía darlos a conocer  para no alertar a los captores.

Sin embargo,   debido al tiempo transcurrido como al hecho de que el secuestrado sigue sin aparecer  resulta inevitable sucumbir al pesimismo, pues  a pesar del intenso esfuerzo policial, que en ocasiones  ha sido tildado de violatorio de los procedimientos legales y los derechos humanos de algunos de los apresados en relación al caso (el rapto de la hija de uno de los implicados, a manos de dos supuestos agentes policiales que la abandonaron tres días después en Boca Chica, no puede quedarse en el aire),    se tiene la sensación de que las autoridades están dando palos de ciego.

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