“¡Síganme los buenos!”.- Cuando el pasado 28 de enero el país se enteró de que la dotación policial completa de Bonao, incluídos varios oficiales superiores, había sido puesta bajo arresto acusada de recibir peaje  de un conocido narcotraficante de la zona para permitirle operar a sus anchas, muchos mal pensados nos preguntamos entonces en cuántas dotaciones  de nuestras provincias podría estar ocurriendo mas o menos lo mismo, y fíjese usted que no ha transcurrido ni un mes cuando ya conocemos la respuesta.

Más de veinte agentes, entre los que figuran un coronel, un mayor, dos capitanes, cinco tenientes y varios sargentos pertenecientes a la dotación de Puerto Plata se encuentran bajo arresto, acusados de complicidad con el narcotráfico y otros delitos, incluído el asesinato por encargo del narcotráfico, por lo que es de esperarse que sean expulsados de manera deshonrosa y puestos a la disposición de la justicia, pues el mayor genera Rafael Guillermo Guzmán  Fermín ha dado garantías de que será drástico, y así efectivamente ha sido, con los policías que se desvíen del buen camino.

A propósito de este nuevo escándalo Guzmán Fermín ha prometido separar a los policías buenos de los policías malos, pero la profilaxis que permitiría separar unos de otros  no acaba de producirse a pesar de que los escándalos que tanto daño le hacen a la imagen de la institución son cada vez más frecuentes y bochornosos. Ojalá que cuando lleguen los sombreros haya cabezas, como reza un viejo y conocido refrán, pues tal y como están las cosas se tiene la impresión de que el día que el jefe policial decida recurrir al famoso grito de guerra del Chapulín Colorado serán muy pocos los buenos policías que estén dispuestos a seguirle los pasos.