Ni excusas ni justificaciones.- De acuerdo estamos en que el bajo salario que se les paga a guardias y policías es, por así decirlo, una invitación abierta a probar suerte en el mundo del crimen y el delito, o, para expresarlo de manera más sociológica, tan solo una mas de las múltiples causas que inciden sobre un fenómeno social que tiene como telón de fondo la descomposición moral que arropa a la sociedad toda y de la que ni las Fuerzas Armadas ni la Policía Nacional, desgraciadamente, están exentas.
Pero esos bajos salarios no pueden ser excusa o justificación para que guardias y policías, desesperados porque no pueden llevar a sus casas el plato con el que darán de comer a sus familias, salgan por ahí a robar a indefensos ciudadanos o a ponerse al servicio del narcotráfico. Sabemos que ese no ha sido –ni puede serlo– el propósito del ex jefe del Ejército Nacional, general retirado Radhamés Zorrilla Ozuna, al exhortar al presidente Fernández a elevar el salario de miseria que cobran nuestros soldados y policías para contrarrestar su cada vez más acentuada propensión al delito, pero mucha gente así lo ha entendido. ¿Van a dejar de involucrarse unos y otros en acciones delictivas si el día de mañana, por obra de un milagroso decreto, empiezan a recibir el sustancial aumento que sugiere como remedio a la enfermedad que socava la salud de nuestras instituciones armadas? Hasta el más optimista de los ciudadanos sabe que no, que la infección ha avanzado demasiado como para que pueda ser erradicada de un día para otro y menos con un tratamiento tan simple, y de eso debe estar consciente también el general retirado, quien hace un tiempo ya que dejó los cuarteles para hacer pininos como político al frente de su Partido Cívico Renovador.