Qué se dice

Qué se dice

Vinchada.- Cuando ya pensábamos,  proclamados los ganadores de las pasadas elecciones, que habíamos cerrado ese capítulo, que ya no escucharíamos más la cantaleta de los políticos alegando fraudes y trampas, que dejaríamos de oír hablar del uso y el abuso de los recursos del Estado, de la compra de cédulas, de la persecución e intimidación a la gente de la oposición,  se destapa el presidente de la Junta Central Electoral, Roberto Rosario, con una denuncia “vinchesca”: el día de las elecciones, dice,   grupos paramilitares constituidos por ex miembros de nuestros cuerpos armados fueron apostados en casi todos los colegios electorales, con la finalidad de suplantar la autoridad facultada por ley (la Policía Militar Electoral) y desestabilizar el proceso. “Yo creo que Dios nos protegió y no pasó nada. Dios, tan bondadoso, se recordó de la República Dominicana y no pasó nada; pero eso, en otros países, hasta produce una guerra civil”. ¿Tan grave fue la cosa? ¿Tan seria la amenaza y ni siquiera nos dimos cuenta? Eso es difícil  saberlo a posteriori porque Rosario, aunque prometió aportar las pruebas documentales de tan grave acusación, no mostró  ni un  solo papelito para sustentarla, ni dijo tampoco quién patrocinó esos comandos paramilitares que estuvieron a punto, si Dios no mete  su bondadosa mano, de abortar de mala manera la llamada fiesta de la democracia. ¿A qué viene todo esto? ¿Qué se busca con esa denuncia,  definitivamente extemporánea? ¿Echarle un galón de gasolina a un fuego que, para tranquilidad de todos, quisiéramos ver  ya apagado? Si esa es la forma que el doctor Rosario escogió  para que nos  olvidemos de la funda de heces depositada en el ascensor VIP del organismo electoral, un engorroso episodio  con el que se han dado banquete  las  redes sociales, creo que se le ha pasado la mano.

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