Las FA en la picota.- ¿Es justo afirmar que el doctor Marino Vinicio Castillo atenta contra la integridad de las Fuerzas Armadas Dominicanas cuando revela en un programa de televisión que 200 oficiales de distintas ramas militares serán expulsados por sus vínculos con el narcotráfico? ¿Hasta dónde la frecuencia conque los medios de comunicación divulgan, en atención a los hechos, el involucramiento de miembros de nuestras Fuerzas Armadas en actos delictivos o en abierta connivencia con el narcotráfico representa un peligro para la existencia misma de nuestros cuerpos castrenses? No es muy complicado, desde la lógica de la vida en democracia, dar respuesta a esas interrogantes, pero aún así existe preocupación en algunos medios por el daño que pudiera infligirse al Ejército Nacional, la Marina de Guerra o la Fuerza Aérea con la exposición pública de las frecuentes inconductas de sus miembros o las críticas que se formulan a propósito de esas inconductas, y hasta se ha llegado a sugerir, con tono de aspaviento, que podría ocurrirles lo mismo que al ejército haitiano, disuelto por las tropas de la ONU por haber degenerado en madriguera de golpistas, contrabandistas y narcotraficantes, pero la cosa no es para tanto ni es apropiada la comparación con nuestros vecinos. Nuestras Fuerzas Armadas y la Policía Nacional son, lo querramos reconocer o no, un componente importante del grave problema de penetración del narcotráfico que sufre la sociedad dominicana, y a estas alturas no hay forma de ocultarlo, además de que el contribuyente, el ciudadano de a pie, tiene derecho a saber cuándo el policía o el guardia que paga con sus impuestos no se comporta de manera adecuada o viola las leyes vigentes. En resumen: si las Fuerzas Armadas dominicanas no son capaces de resistir, desde su propia institucionalidad, el escrutinio al que la somete la sociedad a la que protege, tampoco sirven para resguardar el que se supone constituye nuestro bien más preciado: la soberanía nacional.