QUESE DICE
De islas y artificios

<P>QUESE DICE <BR>De islas y artificios</P>

Va a resultar difícil a quienes se oponen a la construcción de una isla artificial frente al malecón de Santo Domingo defender esa oposición con argumentos convincentes más allá de las razones románticas o medioambientales que llegado el caso pudieran esgrimir, para no mencionar aquellos otros que por vocación o simples ganas de llevar la contraria se oponen a todo. El malecón de Santo Domingo, ciertamente uno de los más bellos del área, fue referencia obligada en materia de diversión de varias generaciones de capitaleños (¿acaso olvidan que estamos hablando de la discoteca más grande del mundo?), pero hoy día no es ni sombra de aquella época de esplendor, lo que habría que atribuir, entre otras causas, al insensible abandono al que lo han condenado nuestras insensibles autoridades. Es poco lo que habría que defender, bien miradas las cosas, ante el anuncio de un proyecto que promete rescatar esa degradada zona insuflándole un aire moderno y cosmopolita, salvo los impresionantes amaneceres que sobrecogen de emoción a los madrugadores caminantes.

A la espera

El presidente Fernández, por las razones que fuere, ha dado notaciones de sentir poco aprecio por los médicos, la validez de sus reclamos reivindicativos y sobre todo sus métodos de lucha, lo que dejó claramente evidenciado con el «hielo» que le aplicó a las demandas de aumento salarial del Colegio Médico que encabeza el doctor Waldo Ariel Suero, hechas de la única manera que ese gremio conoce: paralizando los hospitales públicos y sembrando el caos en el descalabrado sistema público de salud. Lo peor del caso es que ni siquiera el abandono de los médicos de su método de lucha favorito ha conseguido que cambie esa actitud, pues transcurrido un mes de las negociaciones con las autoridades de Salud Pública esta es la hora que Ariel Suero no ha conseguido entrevistarse con el mandatario, de cuya voluntad depende que los médicos consigan así sea unas migajas de las reivindicaciones a las que aspiran. Esa situación, como es fácil entender, no puede ser del agrado del presidente del CMD, que no solo se ha visto forzado por las circunstancias a desistir de su insensata lucha sin recibir absolutamente nada a cambio, sino que para colmo lo han dejado también -como dicen por ahí- «oliendo donde guisan».

El comunicado

A un grupo de artistas e intelectuales haitianos se le ha ocurrido la brillante idea de pedir a sus conciudadanos, en un comunicado público, que boicoteen los productos dominicanos, en solidaridad con sus compatriotas «víctimas de la discriminación» mientras se encuentran en República Dominicana. Aquí se habla mucho, casi a manera de mea culpa, de nuestro antihaitianismo, de explosiones xenofóbicas en la frontera, de discriminación y hasta se nos echa en cara la doble moral con la que siempre hemos abordado el espinoso tema haitiano, pero se dice poco, y se escribe menos, sobre los enormes prejuicios y resentimientos contra la dominicanidad que se incuban, desde hace más de un siglo, de aquel lado del Masacre. Los autores de ese absurdo comunicado, que perversamente fingen ignorar que sin esos productos que piden boicotear sus compatriotas no podrían sobrevivir, han venido a recordarnos, muy oportunamente por cierto, que esos prejuicios y resentimientos siguen estando ahí y que no es buena idea ni ignorarlos ni subestimarlos.

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