QUESE DICE
En manos del PPH

QUESE DICE <BR>En manos del PPH

Ya empieza a decirse que el ex presidente Hipólito Mejía fue el gran triunfador de la convención del Partido Revolucionario Dominicano celebrada el pasado domingo debido al apoyo ofrecido por sus seguidores a los candidatos que han resultado ganadores, afirmación que, por absoluta, generará muchas confusiones y alguna que otra «necesaria precisión», pues parecería que resta méritos a gente que, endosos aparte, ha ganado su posición en muy buena lid.

Ese apoyo, si bien puede calificarse como decisivo en la mayoría de los casos, en modo alguno significa, por ejemplo, que el ex presidente será quien le «baje línea» a un hombre de la formación intelectual y política del ingeniero Ramón Alburquerque, o que las buenas maneras y «el don de gente» de que hace galas el doctor Orlando Jorge Mera lo conviertan, automáticamente, en una pusilánime marioneta a las órdenes de Mejía. El PPH es, según ha quedado sobradamente demostrado en los resultados -aún sean parciales- de esa convención, la fuerza dominante en el PRD de estos tiempos, con todas las consecuencias -buenas y malas- que eso acarrea. Que las vaya bonito.

La buena fe

En estos tiempos de relatividades y cambalache de valores todo depende -¿por qué hace falta vivirlo repitiendo?- del cristal conque se mire. ¿Verbigracia? El senador por Salcedo Alejandro Santos, quien no ha tenido empacho en reconocer que, ciertamente, se llevó para su casa los resultados de la votación de la pasada convención perredeísta, urnas incluídas, pero solo porque las personas que manejaban los cómputos, puestas ahí por la Comisión Organizadora que preside doña Milagros Ortiz Bosch, no garantizaban la transparencia del proceso. Como «garante» y salvador de ese proceso el legislador, quien dio seguridades de que no alteró las actas ni extravió las urnas, ni siquiera se considera pasible de algún tipo de sanción disciplinaria por sus acciones debido a que todo momento actuó «de buena fe», al igual que los oficiales de la Policía Nacional a los que se acusa de usufructuar vehículos recuperados por la institución tras ser robados a sus dueños. La lógica parece ser, tanto en uno como en otro caso, la misma; si ya existe la presunción de inocencia como derecho inalienable de todo imputado ¿por qué no presumir también, como parte de ese mismo derecho, la buena fe?

De lo macro a lo micro

Gracias a los señores economistas sabemos que existe un mundo «macro» y un mundo «micro», un mundo de cifras, porcentajes y estadísticas, y otro muy distinto de carne y hueso donde la gente siente y padece, pero también sabemos, por experiencia propia, que como las líneas paralelas del famoso bolero esos mundos nunca llegan a encontrarse. Y es eso, precisamente, lo que trata de decirle al gobierno el ingeniero Eduardo Estrella, ex candidato presidencial del Partido Reformista Social Cristiano, al señalar que en este país la microeconomía anda por un lado y la macroeconomía por otro, cuando lo que el pueblo realmente necesita, en lugar de teorías y numeritos que no le llenan la barriga a nadie, son empleos, medicinas en los hospitales y alimentos a precios asequibles. Lástima que el gobierno, tan satisfecho de sus proezas macroeconómicas como de la aprobación de los técnicos del FMI, todavía no alcance a comprender una verdad tan sencilla.

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