Todos somos conscientes que educar es difícil en los tiempos que corren. Y, si además somos sinceros, reconoceremos que hoy en día es más fácil maleducar que educar bien, pues el primer factor que los padres tienen en contra es la falta de tiempo.
Ser padre, ser madre ciertamente es una tarea ardua que implica una entrega completa, desinteresada y generosa, y aunque para desempeñarla no hay reglas ni recetas, existen cursos, ideas y libros que impulsan a todo padre comprometido a ofrecer lo mejor de sí.
¿Hay alguna receta para funcionar como padres?
No hay recetas válidas, sino dejarse guiar por el sentido común, es decir, actuar con intuición, según la edad del hijo, su nivel de compresión, su temperamento y todas sus cualidades personales e individuales que le confieren la originalidad de estar en este mundo.
Según explica la psicopedagoga Claudia Simó quien es además la coordinadora de la escuela de padres del Centro Vida y Familia Ana Simó, ejercer la paternidad responsable, con calidad, cada vez resulta más difícil por los retos a los que están expuestos tanto los padres como los hijos.
Simó advierte que la falta de tiempo para ofrecer a los hijos las herramientas y guía necesaria con acción y no con mandatos efímeros y vacíos, es el primer reto que enfrentan los padres de esta era.
Otro punto en contra es la incoherencia de la educación, información y modelos que reciben los hijos por las entidades que los impactan: la familia, la escuela, los medios de comunicación, su medio social y la sociedad.
En este sentido recomienda evitar imbuir a los hijos a ser una copia fiel de los padres, sino más bien encauzarlos a buscar su propia identidad.
La psicopedagoga indica que uno de los grandes errores de los padres es cuando basan la educación en la incoherencia y cada padre pretende educar a su forma sin consolidar las directrices que van a regir el hogar.
Sin embargo, cuando ambos padres aprenden a trabajar en equipo con un objetivo real, apoyándose mutuamente e impulsando su relación de pareja, los más beneficiados son los hijos.
Cuando los padres fallan. El caso de que los progenitores estén separados puede ser peligroso para el niño. Si el padre que está criando a su hijo falla en cubrir las necesidades básicas para un adecuado desarrollo y al no tener en quien apoyarse o no sabe pedir ayuda, el niño queda desprotegido, adviete la psicopedagoga, Claudia Simó.
En una familia sana
Cada miembro de la familia debe cumplir las funciones personales de acuerdo al rol que le corresponda. Velar por la sanidad emocional, espiritual de todos los miembros. Mantener una comunicación fluida, abiertas y sin prejuicios. Realizar actividades grupales fomentando intereses en común. Los padres deben responsabilizarse por su dimensión personal y de pareja antes de su rol de padres. Papi y mami felices se traduce en hijos felices.