Quien divide traiciona

Quien divide traiciona

La misión fundamental de un partido político es organizarse y trabajar para la toma del poder; proponer un programa de acción para la solución de los problemas nacionales; plantear una agenda de futuro para que la sociedad logre cada vez metas más altas.

¿Cuál es el modo más fácil de llegar al poder?  Reunir  una mayoría de ciudadanos que permita ganar las elecciones nacionales y luego asumir el mando.

Pero ¿es así de fácil como leo? Así debía ser, respondo, sin embargo…

Se necesita un liderato inteligente, experimentado, honesto, capaz, emprendedor, con una visión tan clara de lo que se debe hacer, que concite la voluntad de la mayoría.

 ¿Y cómo debe ser usada la mayoría?

En ningún grupo humano todo el mundo está de acuerdo sobre qué hacer (y qué malo fue cuando Trujillo cuando estuvimos forzosamente de acuerdo) es imprescindible respetar la regla de oro de la democracia: el respeto al derecho ajeno.

Independientemente del talento, las riquezas, los “teneres”, la belleza, las habilidades, la inteligencia y los conocimientos científicos, el voto de cada persona se suma como uno, cuando se cuentan los sufragios emitidos en cada colegio electoral.En consecuencia, hay que saber que cada miembro de una organización tiene el mismo valor de cualquier otro, aun se trate de la cabeza del grupo.

En muchos casos los pueblos saben más que sus líderes y los conducen por el camino correcto, siempre que esos líderes sean suficientemente respetuosos de las opiniones ajenas y de los derechos de los otros.

Tenemos la experiencia de las acciones del Partido de la Liberación Dominicana en las elecciones nacionales, congresuales y municipales, en las cuales sus dirigentes han actuado como una manada que participa en una estampida y se llevan todo por delante, sin respetar ninguna regla moral.

La regla, para ellos, es ganar las posiciones para desde ellas actuar de manera desenfrenada en una carrera voraz y acumular bienes sin importar que se pisoteen principios, reglas, leyes, tradiciones y formas decentes.

Tenemos  un gobernante del PLD sordo y ciego ante los reclamos y ante la realidad nacional; un mandatario que negocia para detener una huelga con riferos, con cuyo negocio se chupa la sangre y se frustra la esperanza del pueblo, mientras le resbalan los reclamos de los maestros por el presupuesto para la educación.

Ante esa falta de sensibilidad sólo el pueblo unido bajo la bandera del Partido Revolucionario Dominicano logrará desplazar del poder al grupo de taimados  del Partido de la Liberación Dominicana.

Si el PRD no se une, gane quien gane la convención, sabremos quiénes son los traidores.

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