La crisis política en Haití es tal que su presidente tuvo que ganar dos veces las elecciones para ser declarado vencedor.
Jovenel Moïse, muerto este miércoles luego de un ataque en su residencia, donde también murió su esposa, triunfó en los comicios nacionales de su país en octubre de 2015 y noviembre de 2016, fue nombrado presidente electo por el Consejo Electoral Provisional de Haití.
La crisis política que atraviesa la nación caribeña ocasionó que la declaratoria del vencedor se pospusiera por más de un mes.
De acuerdo al Consejo Electoral haitiano, Moïse, del partido de centro derecha Tet Kale se impuso con el 55,6% de los votos en los comicios del 20 de noviembre pasado.
Estudió ciencias de la educación en la Universidad de Quisqueya, en la capital Puerto Príncipe, considerada como el mejor centro académico privado de Haití.
«En 1996 deja la capital y se traslada a la comuna de Port-de-Paix (en el departamento Noroeste) con el ardiente sueño de desarrollar el interior del país», se puede leer en la biografía de su sitio web oficial.
En ese portal se detalla que sus primeros movimientos empresariales estaban relacionados con la venta de partes de autos y después comenzó el cultivo de bananas.
Sus emprendimientos le valieron llegar a ser, en menos de una década, secretario general de la Cámara de Comercio e Industria de Haití.
Además del rubro de la exportación de bananas, Moïse tiene proyectos relacionados a la generación de energía eólica y solar y otros negocios relacionados con la agricultura.
Moïse, de 52 años, era un empresario que provino del distrito rural de Trou-du-Nord, en el departamento Nordeste de Haití.
Una de las cartas de presentación de Moïse durante la campaña electoral haitiana fue su origen en un distrito rural.
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Su segunda bandera es el éxito que logró en algunas de sus iniciativas empresariales.
Así fue que pudo llegar al electorado haitiano de las regiones con mayores dificultades económicas poniéndose a él mismo como un «ejemplo de éxito posible».
Es más, durante la campaña aprovechó el sobrenombre por el que muchos le llamaban en su país: «el hombre banana».
Su llegada a la política fue posible gracias al apoyo del expresidente haitiano Michel Martelly (2011-2016) y el partido de centroderecha Tet Kale.
Fue la primera vez que Moïse ocupa un cargo público en su vida.
Asumió la presidencia de Haití el 7 de febrero de 2017.
Martelly, quien además es uno de los músicos más conocidos en Haití, dejó el mando de su país en medio de varias denuncias de corrupción y acusaciones de sus adversarios políticos.
Tan solo el 21% de los ciudadanos habilitados para votar acudieron a las urnas en noviembre del año pasado.
Después de un fin de año marcado por protestas en las calles y denuncias de fraude, Moïse pidió a los haitianos que «pasen la página».
«El país ya no puede soportar esta campaña presidencial eterna», afirmó el mandatario asesinado.
La inestabilidad política lleva mucho tiempo afectando a la economía de un país que ya antes de las elecciones de 2015 era el más pobre de América.
Más del 60 por ciento de las personas que viven en Haití sobreviven con menos de dos dólares al día, de acuerdo a los reportes de Naciones Unidas.
Haití tiene una deuda de más de US$2.000 millones y se estima que el crecimiento de su economía apenas alcance el 1% en 2017 debido a la falta de inversión pública y privada.
Casi siete años después de que un devastador terremoto mató a más de 200.000 personas en enero de 2010, unos 55.000 haitianos siguen en campamentos improvisados con condiciones de vida extremadamente pobres, según la Organización Internacional para las Migraciones.
Y las esperanzas de recuperación económica se vieron afectadas todavía más a principios de octubre por el huracán Matthew, que dejó daños estimados en más de US$2.000 millones.