El caso de Martha Liria Sepúlveda estalló en los últimos días con un debate sin precedentes sobre la eutanasia en Colombia. El relato de esta mujer católica de 51 años recorrió el continente por ser la primera paciente con un diagnóstico no terminal en recibir la aprobación para la eutanasia. Pero de manera sorpresiva, este sábado, a tan solo unas horas de que se le hiciera el procedimiento, la IPS encargada revisó la decisión del primer comité científico y canceló el proceso.
“Al contar con un concepto actualizado del estado de salud y evolución de la paciente, se define que no se cumple con el criterio de terminalidad como se había considerado en el primer comité”, explicó el Instituto Colombiano del Dolor (Incodol).
Martha ya tenía todo listo para partir de este mundo. Incluso, después de que saliera su entrevista con Noticias Caracol y que encendió el debate, no quiso entrar a redes sociales ni leer lo que se comentaba sobre ella. Simplemente de desconectó de todo y pasó tiempo con su familia, esa que debía despedirla hoy.
“Martha no tiene ni idea de lo que han dicho los curas, entonces en realidad es como si el mundo estuviera explotando afuera y ella no tiene ni idea de lo que está pasando. Si el celular de Martha estuviera disponible, ella no tendría vida, pero hemos sido muy cuidadosos de que ella está en su mundo, resguardada ya y que nadie interfiera con su paz y su tranquilidad”, fue lo que le dijo a El Tiempo, Camila Jaramillo Salazar, su abogada, antes de conocer que el proceso fue cancelado.
Enfermedad, dolor y religión
Hace tres años Martha fue diagnosticada con esclerosis lateral amiotrófica (ELA), en ese tiempo la evolución de esta enfermedad que no tiene cura, ya la dejó sin la posibilidad de caminar. El dolor es constante y agota poco a poco toda su energía. Ella, que es una mujer católica y muy creyente tiene otra perspectiva sobre la muerte y lo que quiere Dios para su vida.
En la entrevista que le hizo Noticias Caracol, ella claramente dijo: “no quiero sufrir más, estoy cansada. Estoy literalmente sin fuerzas. Luchar qué. ¿Luchar? Lucho por descansar más bien”. Y agregó: “Dios no me quiere ver sufrir a mí y yo creo que a nadie. Ningún padre quiere ver sufrir a sus hijos”.
Si bien la esclerosis lateral amiotrófica en su caso no llega a ser una enfermedad terminal, Martha decidió que no quiere continuar viviendo si es de esa manera. Que lo mejor es tener una muerte digna, descansar. Su único hijo, Federico Redondo Sepúlveda, tiene 22 años y estudia de derecho. Acompaña a su madre a todo, incluso a su determinación por terminar con su vida.
“Yo lo vi como el acto de amor más grande que he hecho nunca en mi vida, porque a priori yo necesito a mi mamá, la quiero conmigo, casi que en cualquier condición, pero sé que en sus palabras ya no vive, sobrevive. Ahora estoy enfocado en hacerla feliz, en hacerla reír, en recochar un poco y en que su estancia en la Tierra, lo que le queda, sea un poco más amena”, le dijo el joven a Noticias Caracol.
Fue el pasado 22 de julio cuando la Corte Constitucional anunció que por norma extiende el cubrimiento del derecho fundamental a morir dignamente, a los pacientes no terminales. Hasta ese momento ese procedimiento estaba habilitado solo para personas que tuvieran enfermedades terminales en estado avanzado.
Ese nuevo fallo abrió la puerta a que personas que no se encuentren en estado terminal, pero que sí estén padeciendo circunstancias extremas, fruto de lesiones corporales o enfermedades incurables, decide solicitar la eutanasia, esta no debe ser negada.
Días después de salir la sentencia, el 27 de julio, ella solicitó el procedimiento a su EPS Sura. El 6 de agosto le fue aprobada la eutanasia y lo que siguió fue definir la fecha. Ella en primer lugar dijo que fuera el próximo 31 de octubre, pero luego recalculó sus tiempos y decidió que lo haría este domingo. “Para mí la muerte es un descanso”: Martha Sepúlveda.
Durante toda la entrevista a Caracol Noticias se mostró tranquila y feliz de que su sufrimiento pronto terminaría. Hizo oídos sordos a quienes la criticaban por lo que quería y hasta con su mamá tuvo que sostener una conversación difícil.
“Con mi mamá el tema ha sido más difícil, obviamente, pero yo pienso que en el fondo también lo entiende (…) ella no lo haría. Me dijo: ‘yo no lo haría’ (…) Mi mamá tiene 83 años, está muy lúcida, pero yo pienso que es por el tema religioso que ella piensa de esa forma”, contó.
Su lucha a morir con dignidad, deberá continuar
A pocas horas de partir de este mundo, con sus últimos días dedicados a su familia, de despedirse, de dar ese último abrazo, llega una decisión que lo reversó todo. Así como un comité científico de la IPS Instituto Colombiano del Dolor (Incodol) dio el visto bueno para realizar el procedimiento, un segundo comité llegó a la conclusión de que no era posible aplicar la eutanasia y cancelo.
Según explicó en un comunicado Incodol la enfermedad que tenía Martha no es terminal. Un argumento que se queda pobre frente a lo dicho por la Corte Constitucional donde ordena que el procedimiento puede acobijar a personas sin enfermedades terminales pero sí con enfermedades que provocan mucho dolor y no tienen cura.
Además de el comunicado que no ahonda en la argumentación de ese segundo comité, la IPS le informó a Martha de la cancelación de su procedimiento a través de una carta que apenas tiene un párrafo.
Cordial saludo señora Martha Liria,
Me permito informarle que en reunión del Comité Científico Interdisciplinario para el derecho a morir con dignidad a través de eutanasia del Instituto Colombiano del Dolor S.A.S. celebrada el día de hoy y luego revisar y analizar de nuevo su solicitud, se concluyó de manera unánime cancelar el procedimiento a morir con dignidad a través de eutanasia, el cual estaba programado para el día 10 de octubre de 2021.
No hay firmas, no le dicen quién conformó ese segundo comité, con qué argumentos llegaron a la decisión, ni por qué un día antes.
Marta Sepúlveda dijo en Noticias Caracol que si iba a luchar por algo en esta vida, era para morir dignamente. Una lucha que parecía tener fecha incluida de caducación. Pero ahora, tendrá que resistir cargando con su enfermedad a las espaldas, para irse de este plano, o como ella lo dice, terminar con el sufrimiento y por fin poder descansar.