¿Quién pagará la nueva deuda?

¿Quién pagará la nueva deuda?

Según afirma el Gobierno, para que aumente el gasto de capital el FMI no le está poniendo límites al endeudamiento público, exige reorientar el presupuesto para reducir el gasto corriente y los incentivos para priorizar el gasto de capital.

De ser así habría que concluir que al gobierno ni al FMI le preocupa el aumento de la deuda pública que origina el nuevo déficit, un problema muy serio que se estaría tomando a la ligera, porque sin duda que su financiamiento sería traumático para los dominicanos, en el futuro cercano se traduciría en aumento de las tasas del ITBIS, selectivo al consumo y del impuesto sobre la renta, y de reducción de las exenciones en perjuicio de los pobres, porque con los ingresos tributarios actuales proyectados y actualizados, no hay manera de justificar nuevas deudas públicas.

Hay un supuesto en el modelo del FMI que las autoridades deberían discutir con responsabilidad, que los nuevos trabajadores, los que encuentren colocación con el programa de gastos públicos, en el futuro serán los que proporcionarán recursos adicionales para pagar los préstamos que se usarán para cerrar la brecha fiscal, una de las simplezas keynesianas que la literatura especializada no soporta con evidencias empíricas.

No discuto lo obvio, que el empleo mejora ejecutando obras públicas, lo que creo es que el enfoque debería ser, antes de firmar un stand-by por dos años, saber quién pagará el enorme endeudamiento externo e interno que originara el programa. No me opongo al aumento del gasto público como equivocadamente han supuesto algunos en el gobierno y colegas economistas que distingo, la financiación es lo que me preocupa.

El tema no tendría importancia si el gobierno hubiese tenido una política de ahorro presupuestario, como cuando los gobiernos del Presidente Balaguer, porque de haber sido así en la actualidad no se tendría un desempleo formal que ronda el 20% de la fuerza laboral, causado por una gerencia que se enfoco en lo político, olvidando su responsabilidad social cuando en el 2008, en lugar de un superávit, cerró con un déficit de $56 mil millones de pesos. Tampoco tendría tema, si existiera la certidumbre de que en el mediano plazo el FMI y el Banco Mundial apoyarían una condonación parcial de la deuda dominicana, para liberar recursos y cumplir con la deuda social. 

En 1931, en Chicago y en la Fundación Harris, Keynes dijo que el desempleo se curaba restaurando la confianza entre prestamista y prestatario, aumentando el gasto del gobierno, sabiendo cómo se financiara y variando el tipo de interés para mejorar las inversiones  (Ver: The Road to Recovery: The General Theory and After: Part I, Volumen XIII, MacMillan, Londres, 1973, p. 362). Siguiendo la lógica Keynesiana, que es la política recomendada por el G-20, esperaba que para reducir el desempleo el FMI y el gobierno iban a centrar su discusión en la primera recomendación, que estaban discutiendo un programa para incentivar la producción de las empresas intensivas en mano de obra. Parece que será lo contrario, que se penalizaran con nuevas cargas, un error.

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