El inesperado resultado de las elecciones en el Reino Unido, que ha sumido al Partido Conservador en el caos, dejó a Theresa May en una posición precaria. Si la historia sirve de referencia, los Tories no tardarán en buscar un nuevo líder. ¿Quién puede, pues, reclamar la corona Tory?

He aquí algunos posibles contendientes:

Boris Johnson, 52 años: El chico que siempre regresa propenso a meter la pata. Boris -uno de los pocos políticos conocidos por su nombre- sigue siendo una figura popular y en el pasado no ha ocultado su ambición de ser primer ministro algún día.
Inmediatamente después del referéndum por el Brexit en 2016, buscó la oportunidad, pero le tendieron una emboscada y fue derrotado en las intrigas palaciegas.
Debe su lugar en el gabinete a que May necesita dar lustre a sus credenciales sobre el Brexit con la estrella de la campaña a favor de una retirada. Como secretario de Asuntos Exteriores, ha cometido errores diplomáticos, pero su trato con la gente y su espontaneidad son indiscutibles y en marcado contraste con la rigidez y las palabras ensayadas de May. ¿Podría ser la segunda la vencida para el exalcalde de Londres?

David Davis, 68 años: El Sr. Brexit. Popular entre los miembros de la base Tory, el secretario para el Brexit es también muy estimado por los miembros del Parlamento y tiene amigos en los partidos rivales. Aspiró dos veces al liderazgo anteriormente, la última en 2005, cuando fue uno de los dos finalistas, perdiendo frente a David Cameron, una cara nueva, que hizo parecer la campaña de derecha tradicional de Davis como algo del pasado. May reactivó su carrera política cuando el verano pasado lo sacó inesperadamente del banco de suplentes.

Amber Rudd, 53 años: La dama que espera. Rudd dejó su marca en la campaña como una hábil ejecutora, sobre todo cuando apoyó a la primera ministra en un debate televisado en vivo, pocos días después de la muerte de su padre. Aun así, la secretaria de Interior apenas logró conservar su escaño en Hastings, en el sureste de Inglaterra, por 346 votos. Rudd ha tenido una actuación destacada en Interior, dado el desafío de reducir la inmigración y la oleada de recientes ataques terroristas. Su ascenso ha sido meteórico: ingresó en el Parlamento hace apenas siete años y ahora tiene uno de los cuatro altos cargos del Estado. ¿Podrá llegar hasta la cima?

Michael Fallon, 65 años: Una posible sorpresa. Es un secretario de Defensa veterano que prestó servicio por primera vez en el Gobierno de Margaret Thatcher. Expulsado del Parlamento en 1992, Fallon volvió al escaño garantizado de Sevenoaks en 1997 y los estrategos Tory lo consideran uno de los que mejor se desenvuelve con los medios en el Gabinete. Ha sido movilizado normalmente como el perro de ataque del partido, siendo enviado por May al igual que por Cameron para defender a los Tories en tiempos difíciles, y a atacar ferozmente la trayectoria de Corbyn en materia de seguridad nacional.

Philip Hammond, 61 años: Unas manos seguras. Conocido como “Phil hoja de cálculo”, el secretario de Hacienda ha minimizado sus ambiciones políticas, diciendo que su único objetivo era administrar las finanzas del país.
Hammond es considerado una voz moderadora para los defensores duros del Brexit en el Gobierno de May. Eso puede llegar a funcionar bien con los que estaban a favor de seguir en la UE, pero menos bien con los fieles del partido. Es probable que no tenga una base suficiente en las filas Tory para que un intento de liderazgo tenga arrastre. Pero después de muchas especulaciones antes de las elecciones de que May lo despediría, ¿podría ahora aspirar a ocupar el cargo máximo?