Alguien debería hacer un informe policial o de tipo forense acerca de la sustracción del pensamiento sociológico en una serie de países. Hecho extraño, pues los grandes pensadores sociales fueron a menudo declarados sospechosos por los poderes del establishment.
Me hago esa pregunta cuando percibo la ausencia de pensamiento sociológico sobre problemas tan álgidos como el de los femenicidios. Con frecuencia concurrentes con el suicidio, el ostracismo social y encarcelamiento de por vida de los femenicidas.
¿Cómo es que junto al concomitante alboroto mediático no aparezcan los estudios psicológicos, psiquiátricos y sociológicos correspondientes?
Muy tempranamente Emile Durkheim propuso una tipología del suicidio y sus causas. Y es conveniente que organizaciones y profesionales dediquen esfuerzos para entender la mentalidad suicida-femenicida; para no quedarse en meros alegatos, posiblemente ideologizados, contra el machismo; ya que un estudio tipificado permitirá un acercamiento más fructífero a estos delitos, sus causas y factores asociados; según tipos de hombres y mujeres, y de parejas; en cada contexto sicosocial, económico y cultural donde estas conductas “anómalas” son frecuentes.
La sociología intentó llegar al país al inicio de la década 1960-70; pero el auge del izquierdismo revolucionario en la UASD la denunció por ser un enfoque aséptico, carente de compromiso social; y el estudio de dicha ciencia se redujo casi solamente al enfoque marxista de la sociedad.
Los cierres de la universidad durante los gobiernos de Balaguer y otros, estigmatizaron la sociología, llegando a considerarse una disciplina subversiva. (Que lo era y lo es, como toda ciencia debería serlo).
En Norteamérica, mientras tanto, soslayaron los aportes del marxismo, y apenas aceptaron algunas propuestas funcionalistas del conflicto social, incorporando enfoques como el del germano-británico Ralf Dahrendorf, cuya visión de los conflictos sociales trata de unificar la sociología europea con la norteamericana.
No obstante, la sociología norteamericana, siendo liberal en sus fundamentos académicos, también fue cooptada y “capturada” por el sistema. Y no solo se negaron a recibir valiosas influencias del marxismo filosófico, sino que la “parcelizaron”, en áreas inconexas, perdiendo de vista el conjunto societal; y además desarrollaron una serie de profesionistas que se dedicarían a resolver los conflictos y las fallas (disfunciones) del sistema capitalista, mediante asistencia y acercamiento a los pobres y los desheredados del sistema, lo cual dio origen a programas de asistencia social, control de la natalidad, desarrollo agrícola, pequeños negocios, principalmente en países subdesarrollados; y otras fórmulas de “alianzas para el progreso”, con enviados de buena voluntad, junto a la proliferación de congregaciones protestantes.
De ahí que los análisis de los problemas como el femenicidio y la delincuencia, para solo mencionar un par, son analizados como un asunto de “cultura machista”, de una masculinidad perversa, que poco o nada tendría que ver con el fallas del sistema social y político.
De ahí que el análisis sociológico ha disminuido en prestigio académico-científico, y carecido de fondos y patrocinios; siendo tratado como algo simplemente pasado de moda, como es habitual en el sistema actual.
Actualmente, las ideas sociológicas más relevantes provienen de Europa. Y la investigación local en esta disciplina, inexistente.