¿Quién será el disañador del vestido de Kate?

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LONDRES, (AFP) – La Casa Real británica quiere proteger su nombre como un secreto de Estado, pero las especulaciones arden en la prensa y los corrillos de la moda sobre el diseñador elegido por Kate Middleton para crear el vestido que lucirá en su boda con el príncipe Guillermo el 29 de abril.  

«Sería mejor que la gente no supiera quién es», dijó a la AFP la bloguera de moda Sasha Wilkins, alias «LibertyLondonGirl», convencida de que en cuanto lo anuncien la vida del elegido «va a ser un infierno».  

Como ocurrió hace 30 años con David y Elizabeth Emmanuel, que según ella fueron «realmente acosados» tras recibir el encargo de confeccionar el vestido para el enlace de la hoy difunta princesa Diana -que hubiese sido la suegra de Kate- con el príncipe Carlos.  

Clarence House, la residencia de Carlos y de sus hijos, guarda silencio e insiste en que la novia de 29 años, muy implicada en todos los preparativos del enlace, quiere mantener el suspense hasta la boda.  

A falta de información oficial, bastó que un dominical sensacionalista publicara en enero una foto de la madre y la hermana de Kate saliendo de su tienda londinense para que Bruce Oldfield, el favorito de las apuestas, fuera asediado día y noche por los ‘paparazzi’.  

Además de Oldfield, uno de los preferidos de Diana y que ya hizo el traje de novia de Rania de Jordania, la prensa baraja numerosos nombres de diseñadores -todos británicos o afincados en el Reino Unido-, incluidos John Galliano, Stella McCartney o incluso Victoria Beckham.  

Para Sasha Wilkins, sin embargo, estos últimos «tienen tanta celebridad personal que podrían eclipsar el vestido y la boda en general», por lo que según ella «hay muchas posibilidades de que sea un desconocido del público».  

Pero como tampoco se puede poner el vestido más esperado del año en manos de un creador no ducho en moda nupcial, otros de los nombres que circulan son los los de Philippa Lepley, Jenny Packham, Amanda Wakeley o Jasper Conran.  

 «Necesitará experiencia para diseñar un bonito vestido, que aguante todo el día, que luzca increíble en las fotografías y en la televisión, y que no parezca pequeño en la Abadía de Westminster», explicó a la AFP Fiona McKenzie Johnston, colaboradora del grupo de revistas Condé Nast International.  

Al ser la Abadía un escenario más «pequeño» que la imponente catedral de San Pablo, donde se casaron los padres del novio, y los tiempos más austeros que en 1981, una de las cosas en las que coincide todo el mundo es que el modelo de Kate será más sencillo que el voluminoso traje de princesa de cuento de hadas, de color marfil y con casi ocho metros de cola, que lució Diana.  

 «No creo que lleve un merengue, ni las grandes mangas abombadas o el tipo de escote», de pico, de Diana, opinó Liberty London Girl, precisando que tampoco convendría a una constitución pequeña como la de Kate. «Necesitará sin embargo algo de falda porque tendrá que llenar el espacio camino del altar», agregó.  

El color será tradicional, blanco o marfil, y respecto al tejido parece haber también unanimidad sobre la seda natural bordada a mano, aunque ésta deberá ser importada pues la última empresa que la producía en el Reino Unido cerró sus puertas en 2004.  

Lo único seguro es que el vestido será imitado en cuanto salga a la luz. «Será interesante ver cuánto tarda alguien en sacar una versión. Las fábricas se pondrán a trabajar en cuestión de segundos», estimó Peta Hunt, directora de moda de la revista para novias You and Your Wedding.  

El éxito está casi garantizado, porque el vestido azul creado por la brasileña Daniella Helayel que Kate llevó el día del anuncio del compromiso y el modelo crema de Reiss que lució en la fotografía oficial realizada por el peruano Mario Testino, se agotaron de inmediato.  

Lo quiera o no, la futura princesa Catherine, también está destinada a convertirse en un icono de la moda y a acaparar todos los flashes.  

«Creo que le corresponde a ella decidir cuánto quiere implicarse en la moda», señaló Fiona McKenzie Johnston. «Es elegante y la gente ya se ha percatado. Sus fotografías son populares y su estilo ya está siendo emulado».  

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