¿Quién será?- Me consta que han sido muchos los nombres que se han barajado en procura de identificar al senador que, junto a un coronel de la Fuerza Aérea, habrían repartido entre legisladores y altos mandos militares 3.5 millones de dólares para facilitar la compra de ocho aviones Super Tucanos por un monto total de 92 millones de dólares. El juego de adivinanzas lo ha provocado la reseña publicada por algunos diarios dominicanos citando un amplio reportaje del periódico The Wall Street Journal, en el que se señala que las autoridades de Brasil presentaron una acción penal contra ocho empleados de la Empresa Brasileña Aeronáutica (Embraer) a los que acusa de pagar sobornos a funcionarios dominicanos para posibilitar la compra de los famosos aviones. El coronel que, según el Wall Street Journal, dirigió el proceso de compra y el cabildeo con funcionarios y legisladores fue citado con nombres y apellidos (Carlos Piccini Núñez) por el diario newyorquino, que sin embargo se reservó la identidad del senador involucrado. Adivina adivinador, ¿quién será? Los mas curiosos, que son también los mas morbosos, han corrido a buscar en periódicos viejos alguna pista que les permita identificar al susodicho, en tanto otros, evidentemente movidos por el prejuicio, se apresuraron a señalar al senador al que han convertido en su villano favorito, el dedo malo al que todo se le pega, hasta que cayeron en la cuenta de que en esa época todavía no era legislador. Pero no hay porqué desesperarse. Brasil no es la República Dominicana, y como ya se inició un proceso judicial será cuestión de tiempo para que en la medida que avance el juicio y declaren testigos y acusados nos enteremos del santo y la seña de ese senador, quien tendrá que consumir muchos tranquilizantes y antidiarreicos mientras espera que la verdad se descubra, al que tendremos que apear del altar al que se encaramó gracias a su dominio del arte de la falsía y la simulación que por aquí confundimos con la política.