¿Quién va a pagar por el nuevo Sistema 9-1-1, empresas o consumidores?

¿Quién va a pagar por el nuevo Sistema 9-1-1, empresas o consumidores?

Franklyn Hernández Bretón.

Pedro es empresario y cada año paga un 30% de impuesto sobre los beneficios que genera su empresa. Sucede que Pedro tiene la costumbre de aumentar cada año en un 10% el salario a sus empleados, quienes siempre están contentos por el aumento que reciben.

De pronto el gobierno anuncia un aumento del impuesto sobre los beneficios de las empresas, mientras que los impuestos de los asalariados no se modifican. Ahora la empresa de Pedro tendrá que pagar un 35 % de impuesto sobre beneficios en lugar de un 30%. El gobierno explica que necesita más ingresos y decidió gravar solamente a los empresarios porque tienen más dinero.

Pedro se indigna porque ahora su empresa paga demasiados impuestos, de hecho este aumento le afecta mucho su rentabilidad. Consulta a su contador sobre las medidas que debe tomar para no quebrar, y el contador le dice que debe despedir a 3 empleados y reducir el aumento de los salarios a un 5 % anual, en lugar de 10% acostumbrado. Pedro procede a despedir a 3 empleados y anuncia a toda la plantilla que el aumento que se tenía previsto de un 10% ahora será un 5%.

Un empleado, triste, le pregunta, ¿por qué sucede esto Don Pedro?; Pedro le responde: han subido los impuestos que debo pagar y la empresa no puede asumir dichos costos; por lo tanto,lo asumirán ustedes.

El ejemplo anterior cuenta una realidad que ha sido ampliamente estudiada por economistas: el hecho que una ley grave con impuestos a consumidores finales o a empleadores, no quiere decir que efectivamente sean ellos quienes los terminen pagando.

Los impuestos modifican el mercado (oferta, demanda y precios) de modo tal que se puede trasladar el impuesto a quien el mercado asigne a través del precio o de medidas comerciales. Por lo tanto, los impuestos no los pagan quien dice la ley, son pagados por quien decida la realidad económica del mercado donde aplican, ya sea consumidores, empresarios o ambos.

El nobel de Economía Joseph Stiglitz, en su obra “Economía del Sector Público” trata este tema de manera amplia y sugerimos su lectura si se quiere abundar.

Para entender por qué los impuestos no lospaganecesariamente quien dice la ley, debe considerarse que existen mercados donde los productos son muy sensibles en su demanda u oferta a variaciones en el precio, y productos que no son sensibles.

Un empresario que venda insulina, por ejemplo, si recibe un aumento de los impuestos que debe pagar como empresario, lo más probable es que traslade todo ese aumento al precio de la insulina -aumenta el precio de la insulina a los consumidores finales- pues la insulinase trata de un medicamento esencial para la supervivencia y nadie puede dejar de comprar insulina porque incremente de precio; tampoco se puede sustituir la insulina.

Por otro lado, un empresario que venda lapiceros de lujo, ante un aumento de impuestos sobre la renta, probablemente no pueda trasladar todo el aumento al precio final de los lapiceros porque un aumento de los precios puede derivar en menos clientes considerablemente, ya que los lapiceros de lujo no son un producto vital para vivir; si suben de precio desmedidamente, los clientes pueden dejar de buscarlos con tanta frecuencia o sustituirlos por otros objetos de lujo. En este caso el empresario aún pudiese trasladar el costo del aumento de impuesto a los empleados, ya sea despidiendo, no aumentando salarios o cerrando algunas sucursales.

Sistema de emergencia 9-1-1

Cuando sectores del gobierno y legisladores afirman que el nuevo tributo que ha de crearse para financiar el Sistema 9-1-1, no afectará a consumidores sino sólo a las prestadoras y telefónicas, se está cayendo en un error. Cuando se apruebe y promulgue el nuevo tributo para financiar el 9-1-1, las prestadoras de telefonía van a pagar la tasa prevista, y a su vez van a trasladar el costo de este nuevo tributo a los consumidores y posiblemente también afecte nuevas inversiones y mejoras en el servicio.

La única forma en que podría esperarse que las telefónicas asuman todo el nuevo tributo, sería en el supuesto de que las telecomunicaciones y telefonía se tratasen de un servicio de lujo o fácilmente sustituible, porque de esta forma el precio al consumidor sería muy sensible y la demanda de servicios disminuiría conforme se aplica el impuesto.

Sin embargo la realidad es otra, los servicios de telecomunicación son indispensables para todo mundoen estos tiempos y esto explica por qué el sector telecomunicaciones es tan gravado con impuestos y a pesar de ello a nadie se le ocurre dejar de usar teléfono o internet.

En conclusión decimos que los consumidores de servicios de telecomunicación inevitablemente van a asumir parte del costo de este nuevo tributo para financiar el sistema 9-1-1, aunque el proyecto de ley disponga que sólo se graven a las prestadoras.

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