¿Quiénes disfrutan de la fiesta?

¿Quiénes disfrutan de la fiesta?

BIENVENIDO ÁLVAREZ-VEGA
Expresa el conocido refrán que cada cual habla de la fiesta según le fue. Así ocurre con el desempeño económico y social del país en los últimos 45 años. El pequeño grupo que ha logrado ser promovido, que ha logrado hacer negocios y que ha conseguido subir en la escala social, incluido el segmento de los grandes políticos, tiene razones suficientes para sentirse, como se siente, satisfecho con los logros de la República Dominicana durante este período.

Pero el resto de la población, que oscila entre el 70 y el 75%, no piensa igual ni tiene razones válidas para hacerlo.

Porque este resto, así dicho con todo respeto, forma parte de una franja de hombres y mujeres que ha tenido que guayar duro la yuca para poder sobrevivir y en el caso de algunos abrirse paso para no dejarse ahogar. Los más hábiles han emigrado hacia Estados Unidos, Puerto Rico y Europa a buscar lo que su nación ha sido incapaz de ofrecerles.

A decir verdad, nuestros políticos no se han propuesto gobernar para solucionar los problemas de su nación y de su gente. Unos problemas que son, en general, problemas primarios propios de una sociedad que aún permanece en las fronteras del siglo 19. Todavía los mayores reclamos de los dominicanos son escuelas, maestros, caminos vecinales, carreteras, puentes, fuentes de trabajo, energía eléctrica,  asfaltado de las calles, suministro de agua potable, servicios médicos, ordenamiento del tránsito público, sobre todo el urbano, iluminación de las calles, avenidas y carreteras, etcétera. 

 La pregunta que todos nos hacemos es ¿por qué los gobernantes y sus partidos no han resuelto estos problemas? ¿Por qué han preferido hacer otras cosas, construir otras obras? Si responden que se trata de un asunto de enfoque entonces hay que responder que los enfoques de quienes han gobernado desde 1962 a la fecha han sido erráticos y no han respondido a las necesidades presentes y futuras de los dominicanos.

No puede afirmarse, por ejemplo, que los distintos gobiernos han carecido de estudios, planes, proyectos, asesorías extranjeras y técnicos y especialistas locales que les hayan dicho qué debía hacerse, en orden prioritario, en cada momento. Desde 1962 a la fecha los estudios llegaron por montones, hasta el día de hoy, y están por ahí poblando bibliotecas y oficinas abandonadas. Pero los políticos en el ejercicio del poder, con frecuencia más sabichosos y maliciosos que inteligentes, han preferido hacer las cosas que sus caprichos, su afán de lucro y sus auspiciadores quieren y les conviene. Los muy descarados dicen que este es, precisamente, “el negocio, la comida del alpiste”. (No es casual que Participación Ciudadana haya publicado un inventario de obras públicas iniciadas y abandonadas sin terminación, por un valor de 25 mil millones de pesos, y ningún político influyente haya dicho nada ni se haya sentido aludido.)

Mientras, la franja de los pobres y de los indigentes aumenta. Las ciudades están constituidas por un pequeño centro donde residen quienes integran los grupos minoritarios de las élites pueblerinas o quienes desempeñan  este rol. Los otros espacios de estas ciudades están constituidos por barriadas de escasos servicios llenas de personas que se agolpan y se guarecen en “viviendas”. Aquí están los que viven de las remesas, los echadías, los delincuentes, los candidatos a clientes de los políticos y los que se “las buscan” como quiera que sea.

Por supuesto, en esos espacios alejados del centro de cada ciudad y de cada pueblo está la geografía de las víctimas de los fenómenos naturales. No es casual.

Por supuesto, quien en la fiesta disfrutó de buenas bebidas, de elegantes compañías y de un gran ambiente, dirá, como lo dice, que la fiesta fue de primera, excelente.

bavegado@yahoo.com

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