¿Quiénes más?

¿Quiénes más?

La reacción de la dirigente empresarial Elena Viyella no se hizo esperar. La presidenta del Consejo de la Empresa Privada (CONEP) pidió públicamente que se diga que los empresarios no son los únicos que se roban la luz, a lo que se refirió el día anterior el presidente Leonel Fernández, sino también los políticos.

Le faltó decir –eso sí- que la permisividad y la falta de honestidad gerencial que hundieron al ente estatal de la energía –lo que puede ser considerado génesis de todo lo malo que hemos pasado después en ese ámbito- también tiene signo político. Que muchos señores de la política y el poder se encargaron, por un buen tiempo, de propiciar un manejo politiquero del consorcio eléctrico.

Y con anterioridad al intento de capitalizarla, la CDE tenía una extensa lista de políticos y amigos del gobierno–incluyendo periodistas- a los que se permitía consumir luz sin pagarla, lo que no era más que un gran robo aceptado por la administración de la institución que se dejaba defraudar. Incluso se llegó a aplicar la criminal práctica de borrarles deudas a empresas vinculadas políticamente a los que mandaban en esos momentos, incluyendo televisoras.

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Carbón a todo dar

A propósito de la deforestación que el país sufre por su cercanía con Haití, alguien con autoridad vino de allá a recordar que la reserva boscosa de ese país se ha reducido a solo 3% del territorio, lo que ha convertido a la República Dominicana en la fuente auxiliar de carbón vegetal. Estamos hablando del combustible que, junto con la leña, más se utiliza en los hogares haitianos, que no han entrado muy de lleno al consumo de gas propano.

Es sabido que de este lado operan centros supuestamente regulados de producción de carbón, que se estarían sometiendo a restricciones para que la extracción de arbustos para la quema no se convierta en daño pemanente para las reservas naturales. Pero la demanda de carbón dominicano en Haití ha crecido, y el tráfico del material hacia ese país se caracteriza por el clandestinaje.

La producción y traslado ocultos de carbón hacia Haití estaría enriqueciendo a ciertos comerciantes furtivos y ya aparecen más zonas deforestadas en las cercanías de la frontera.

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El sueño del etanol

Mucho se ha planteado la posibilidad de que República Dominicana desarrolle una mezcla de gasolina y acohol que endría presencia en el mercado y permitiría reducir en alguna medida el consumo de combustibles de origen fósil que se importan, una opción que cobra importancia a medida que el precio mundial del petróleo asciende. Ya ha estado cerca de los setenta dólares el barril.

El etanol en cuestión ha dado resultado en Brasil, donde enormes plantaciones de caña de azúcar handado por años una base segura a esta industria de insumo energético con componente vegetal. En Repúbllica Dominicana no ha habido forma de interesar a los productores locales de dulces. Algunos analistas aifirman que la realidad es descorazonadora para quienes sueñan con que se pueda alcanzar una producción significativa de alcohol para mover vehículos de motor. La producción de caña tendría que ser duplicada a un costo demasiado alto para que los ingenios puedan entrar de lleno en la obtención de alcohol para esos fines.

Sin embargo, con todo y que los precios del azúcar no son excelentes en el mercado mundial, los consorcios privados obtienen la rentabilidad necesaria para seguir dedicando todas sus cosechas y molienda a lo que siempre han hecho: producir azúcar, melaza y forfural.

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