¿Quiénes nos definen la patria?

¿Quiénes nos definen la patria?

Los políticos parecen estar casi todos de acuerdo –erróneamente- en que la República Dominicana es un país de tradición izquierdista o liberal. Se ciegan ante la evidencia ancestral de que somos mayoritariamente conservadores de derecha. Hoy el PRD y el PLD se codean ambos con los social-demócratas internacionales pretendiendo compartir ideológicamente cuando en realidad los unen más los rasgos que Bosch rechazaba del primero cuando fundó el segundo.

Hermanos de padre, uno y otro partido se miran de frente y creen estar ante un espejo.

Al mismo tiempo, muchos generales retirados participan activamente en política; todos coinciden en cierto sesgo hacia la mano dura y veladamente sugieren que la disciplina social o las garantías de la ley requieren de algún hombre providencial.

Y eso es preocupante, porque la única dictadura necesaria es la ley, en libertad.

Entre nosotros, definir el sentido de la patria es un debate que aún no concluye. Historiadores tercos insisten en negar la importancia del patriotismo de héroes como Bobadilla o Santana, empeñados en juzgar sus actuaciones con parámetros modernos y descontextualizados; condenan un alegado conservadurismo o falso antipatriotismo, cuando en su época, dígase lo que se diga hoy, preservar la posibilidad de ser dominicano consistía primordialmente en evitar ser haitiano.

Ningún otro prócer criollo posee la categoría suprema de Duarte; pero igual que en otros países, la patria la construyeron hombres imperfectos.

Pero peor todavía, estos mismos historiadores rehúyen la discusión serena y civilizada de muchas interpretaciones corrientes de la historia, quizás temerosos de verse obligados a usar su criterio, ejercer la sindéresis o cuestionar juicios que vienen dañados desde su génesis, pues en algunos casos fueron aportados por historiadores cuya participación en los hechos no tuvo mayor relevancia que recibir un tiro en la nalga y en otros por megalomaníacos con autobiografías fantásticas.

La libertad a la que se refería Duarte es más cercana a Paine o Hobbes que a Fidel o Chávez.

Para que seamos libres y prósperos como soñó Duarte el fundamento imprescindible debe ser la ley y no algún hombre providencial.

El derecho a prosperar, con la menor cantidad de obstáculos y en libertad, ha sido la piedra angular de las naciones que los dominicanos más admiramos.

No es que los políticos ayuden o fomenten nada sino que estorben menos. La lección no debería ser tan difícil…

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