Las personas   que reciben las ayudas de  parte de las voluntarias primero son sometidas   a una evaluación  en la que se toman en cuenta criterios como si el paciente tiene seguro, trabajo y quiénes conforman su núcleo familiar.

“Muchos pacientes que tienen cáncer no pueden trabajar… muchas veces la quimioterapia tumba al paciente y no pueden. Además, los pacientes que vienen aquí si trabajan ganan siete u ocho mil y pico de pesos, y una quimio cuesta eso. Una quimioterapia cuesta 150 mil  pesos, hay frasquitos que cuestan 2 mil quinientos dólares, entonces ¿cómo tu pretendes que un papá que tiene tres hijos pueda pagar ese medicamento aunque esté trabajando?”, comenta Varela.

Aún para quienes tienen seguro el tratamiento es muy difícil, pues cuando sobrepasan la cobertura deben esperar varios meses para poder continuarlo. Es en este momento  que las voluntarias intervienen para suplir lo necesario hasta  que la cobertura del seguro vuelva a estar vigente.

Para los estudios, también han logrado acuerdos con laboratorios locales, a los que reembolsan el costo que deberían pagar los pacientes más necesitados; recientemente el voluntariado donó al hospital dos equipos de sonografía por un valor de 78 mil dólares. Pero ninguna de estas ayudas es tarea fácil para el voluntariado, que realiza diversas actividades para recaudar los fondos para seguir trabajando, además de las recaudaciones simbólicas que se hacen en la farmacia Milagros de la Caridad. Niños, un sector muy vulnerable.

Dentro de los beneficiados por la mano amiga de la Asociación de Voluntarias, los niños ocupan el primer lugar. “A los niños que no tienen seguro sí se lo damos todos, porque el niño no tiene la culpa si tiene padres irresponsables. De otra manera, nosotros le solicitamos al paciente que ponga algo de su parte, y a la familia, porque al paciente que se le da todo no lo aprecia. Nosotros hemos confirmado que al paciente que se le exige un poco de su parte lleva mejor el tratamiento, porque le ha costado algo de su bolsillo”, explica Varela de Sánchez.

Medicina para el alma.  La presidenta del  voluntariado afirma que más allá de la ayuda económica, los pacientes valoran el cariño que reciben, poder encontrar alguien que les escuche en sus problemas y que los trate bien. “Muchas veces a mí me preguntan si yo soy extranjera, y me dicen ‘Es que usted me ha tratado muy bien’, pero yo lo he tratado como trato a cualquier persona en la calle. Porque al ser nosotras voluntarias, venimos aquí con amor, a darnos, a dar nuestro tiempo”.

 “Esta enfermedad agota a la familia, económica y síquicamente”, añade. 

La Merienda de las Sábanas

Una de las actividades más tradicionales para ayudar a los pacientes de cáncer en el país es la Merienda de las Sábanas, organizada anualmente por la Rama Femenina de la Liga contra el Cáncer.    Mayra Franco, voluntaria y presidenta de la rama, explica que las recaudaciones de esta actividad van destinadas al “Programa Rosa Emilia Sánchez de Tavárez (en honor de quien fue por muchos años presidenta de la liga), con el fin de ayudar a los pacientes que no puedan completar para pagar su tratamiento.

La Merienda de las Sábanas será este año el martes 11 de octubre en el Santo Domingo Country Club, a partir de las 5 de la tarde. Los interesados en  colaborar con los pacientes pueden adquirir boletas en la oficina de la Asociación de Voluntarias (en el Instituto Oncológico) o en la puerta del club.